La madre de Antonio Meño: "Tienen que reconocer que mataron a mi hijo"

Juana Ortega, la madre de Antonio Meño, frente a los juzgados de plaza de Castilla.
Juana Ortega, la madre de Antonio Meño, frente a los juzgados de plaza de Castilla.
Ángel Díaz / EFE
Juana Ortega, la madre de Antonio Meño, frente a los juzgados de plaza de Castilla.

Juana Ortega, madre de Antonio Meño, aún espera que el médico que cometió la negligencia que dejó a su hijo en coma confiese lo que hizo y le pida perdón: "No lo voy a olvidar nunca. Tienen que reconocer que mataron a mi hijo y que mintieron en el juicio".

Tras 23 años en estado vegetativo por un error del anestesista que le durmió cuando iba a someterse a una rinoplastia, Antonio falleció en un hospital de Madrid este domingo. Fue enterrado este lunes en la capital en una ceremonia exclusivamente familiar.

"Lo hemos pasado mal. No hemos descansado. Esto no es el final. Los jueces terminaron dándonos la razón, pero no se ha acabado. Hasta que no admitan lo que hicieron no me quedaré tranquila. ¿Qué Justicia es esta?", insiste Juana con la voz rota al otro lado del teléfono en conversación con 20minutos.es. A partir de ahora, asegura que se refugiará en sus nietos, a los que deja en herencia la "lucha" por lo que creía eran sus derechos.

Juana y su marido Antonio temían que su hijo quedase desasistido si ellos faltaban. Al quedarse sin él, la indemnización "miserable" que lograron en 2010 por dos décadas de sufrimiento (1.075.0000 euros, prácticamente lo mismo que se les concedió en primera instancia en el año 1993) les proporcionará seguridad a ellos y al resto de su familia.

Llamó a su abogado

Juana no se declara aliviada, aunque sabía que Antonio sufría mucho. Llevaba postrado en una cama 23 años. Según el diagnóstico médico, aunque abría y cerraba los ojos y emitía sonidos, no podía decirse que fuese consciente de sí mismo ni de su situación. El hecho de que el anestesista no fuera condenado le sigue mortificando: "No lo puedo olvidar".

Sin embargo, tras perder a su hijo este domingo sacó fuerzas de flaqueza una última vez y llamó al despacho del abogado Luis Bertelli, que llevó el tramo definitivo del caso, para comunicarle la pérdida. Julia Puche, letrada y compañera de Bertelli, afirmó este martes a 20minutos.es que el desenlace les ha conmovido.

"Era algo terrible. Han sufrido por algo totalmente injusto y han sido muy fuertes. Espero que ahora tengan un poco de descanso", se lamenta la jurista. Al contar cómo Juana contactó con su gabinete por primera vez, se emociona: "Nadie quería llevarles el caso. Era de los más difíciles que habíamos visto. Yo me acordaba de haberles visto en la tele. Nos insistió mucho y aceptamos". Como Juana, Puche alerta de que hay casos similares que afectan a más familias españolas. "Si la gente no actúa contra estas cosas y los medios no apoyan, no saldrán a la luz", concluye.

El testigo clave: "Fue algo trágico"

La muerte, conocida este martes, también sacudió al doctor José Ignacio Frade, el médico cuyo testimonio permitió reabrir el caso y que la Justicia diera la razón a los Meño. Frade era apenas un aprendiz en 1989, cuando pasó por el quirófano y vio cómo el anestesista descubría que Antonio estaba dormido por la anestesia, aunque desconectado de la máquina de respiración asistida. "¡Dios mío, se ha desconectado!", fue el grito de alerta que, según Frade, soltó el especialista. El doctor permaneció callado durante años, pero en 2010 encontró a los Meño acampados en la calle y se decidió a rebatir las declaraciones falsas de los testigos.

Frade sigue ejerciendo de forma privada. Descuelga personalmente el teléfono de su clínica y, con voz grave y pausada, rechaza hacer declaraciones a este diario. "Dígame qué desea, porque, mire, no quiero hablar. Lo siento", se excusa al ser preguntado por sus sensaciones. Finalmente, pronuncia algunas palabras: "Fue algo trágico". Sin dar tiempo a más, cuelga. En su día, declaró que solo era un doctor que tenía que "dar de comer" a su familia.

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