Y esos límites se encuentran en la ideología. De esta forma, como reconocen los propios encargados del servicio de comedor, musulmanes o vegetarianos han de adaptarse al menú general si quieren comer.

En los comedores de la Xunta, sin embargo, los niños enfermos no lo tienen tan fácil. Para ellos, el gobierno autonómico espera aprobar antes de Navidad una reforma de la actual ley en la que se contemple la posibilidad de proporcionar un menú específico en caso de enfermedad, tal y como ahora se hace en otros comedores.

Mientras la reforma de la ley no llega, para cuestiones puntuales, como en el caso de una niña celíaca del comedor CEIP Lope de Vega, la Xunta da la posibilidad de llevar su propia comida para los días en los que el menú no es compatible con su alergia. Para ella se ha comprado un microondas con el fin de que pueda calentar los platos.

Otra cuestión es el control. Según Melero, «el niño es el primero que debe saber lo que no puede comer para no aceptar lo que le hace daño». Y es que la saturación es el principal problema que sufren los comedores vigueses. Según los datos de Foanpas, este curso 1.600 niños utilizarán este servicio cada día, 100 más que el pasado año.

Menú completo por menos de 4 €

Comer en los centros educativos supone un desembolso diario de un máximo de 3,25 euros por alumno. Ésta es la cantidad que deben abonar los usuarios de los comedores escolares gestionados por las Anpas en Vigo. En el caso de que el comedor pertenezca a uno de los diez que la Xunta atiende en la ciudad, el precio baja hasta los 2,75 euros diarios. El menú está compuesto por primer plato, segundo plato, postre, pan y agua. Además, este año, ocho centros educativos han acordado abrir una hora antes, de forma que se ofrezca también el desayuno a sus alumnos, aunque el servicio corre a cuenta de los padres.