A punto de cumplirse diez años de su muerte, el expresidente de Azerbaiyán Heydar Aliyev, totalmente desconocido en México hasta hace poco, ha saltado a la fama por una estatua suya que amenaza con desatar una crisis diplomática.

"Ya tenemos nuestros personajes infames, ya tenemos narcos, asesinos, psicópatas, no necesitamos importar gente infame de fuera", aseguró esta semana el escritor mexicano Homero Aridjis al ser consultado por esta figura colocada en pleno Paseo de la Reforma, una de las calles más importantes de la ciudad.

A su juicio, es "inexplicable cómo llegó la estatua del dictador de Azerbaiyán a México", y cree que debería ponerse la de un "mexicano notable o un hombre que sea símbolo de valores humanos", y no la de alguien que representa "abusos de derechos humanos".

Todo comenzó cuando el pasado mes de agosto fue inaugurada una imponente estatua de bronce y mármol, en la que puede verse al dirigente azerbaiyano con el rostro serio mirando al horizonte, vestido con traje y corbata.

Son pocos los vecinos que se muestran indiferentes ante la instalación de esta estatua en honor a un exagente de la agencia de investigación soviética KGB, al que sus opositores acusan de "tirano", que tras 30 años en el poder fue sucedido por su hijo.

De paseo por el llamado "Parque de la amistad entre México y Azerbaiyán", donde se ubica la estatua, Laura Trujillo, vecina del Distrito Federal, ironizó que le parece "excelente" que empiecen a poner a los "dictadores de otros países" en la ciudad, pero pidió que pongan "también a los mexicanos".

En otro sentido se manifestó Raimundo Navarrete, de 66 años, quien opinó que "independientemente de si ha sido bueno o malo, está haciendo un bien porque (el parque) antes estaba feo, y ahora tiene flores y mantenimiento".

Además de este monumento, la embajada de Azerbaiyán construyó otro, también con el permiso del Gobierno del Distrito Federal, en recuerdo a la matanza de Jodyalí en 1992, con una placa que alude al "Genocidio de Jodyalí" y que no ha causado menos revuelo.

El ministro de Asuntos Exteriores de Armenia, Edward Nalbandian, país al que Azerbaiyán atribuye el supuesto genocidio, expresó el pasado lunes de visita en México el "profundo malestar" de su Gobierno por la decisión de colocar en la capital mexicana una placa y un mapa que "conducen a errores históricos".

Armenia y Azerbaiyán, dos exrepúblicas soviéticas, están enfrentadas desde hace décadas por el enclave de Nagorno Karabaj, un territorio dentro de Azerbaiyán habitado por armenios. La disputa desencadenó entre 1991 y 1994 una guerra que se cobró la vida de unas 25.000 personas y acabó con la ocupación armenia del enclave.

La magnitud de la polémica ha obligado al Gobierno del Distrito Federal a crear una comisión que "valore, analice y emita recomendaciones sobre las esculturas", constituida el pasado martes, según informó el titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Ciudad de México, Felipe Leal.

"Harán una recomendación y dependiendo de ella el Gobierno tomará las medidas que considere", puntualizó Leal, quien añadió que la colocación de los monumentos se basó en un acuerdo por el cual la embajada costeó la remodelación de las áreas circundantes por valor de 65 millones de pesos (5 millones de dólares).

"La polémica nos ha tomado un poco por sorpresa, porque la verdad se centra en interpretaciones particulares (...), conflictos internos entre las naciones, no nos corresponde a nosotros tomar partido, y evidentemente esa polémica está animada por estas históricas diferencias que existen entre naciones", aseveró.

Por su parte, el secretario del embajador de Azerbaiyán en México, Manuel Luna, denunció la existencia de una "campaña intencional para distraer la atención de la actual ocupación de los territorios de Azerbaiyán y de la poca disposición que tiene Armenia de resolver estos conflictos", según dijo.

En lo referente a la estatua del polémico líder Heydar Aliyev, precisó que el emplazamiento donde se ubicó recibió el nombre de "Parque de la amistad México-Azerbaiyán" en homenaje a "quien inició las relaciones de amistad entre México y Azerbaiyán".

Entre los compromisos que adquirió el Gobierno del DF figura la permanencia del monumento a Aliyev por 99 años, según explicó Luna, quien admitió que están barajando las posibles consecuencias de la retirada de la estatua.

Pero el diplomático confía en que México y Azerbaiyán puedan llegar a "un acuerdo" en el que se contemple "cualquier otra alternativa".