Hipotecas bonificadas: un caramelo que puede amargarnos

  • Ofrecen descuento en el tipo de interés a cambio de contratar otros productos.
  • Se trata de cuentas, seguros de vida, del hogar, de protección de pagos o tarjetas.
  • Luego podemos cancelar alguno de los productos pero por cada uno que suprimamos subirá el tipo de interés en la siguiente revisión de la cuota.
Una pareja informándose sobre las condiciones de una hipoteca.
Una pareja informándose sobre las condiciones de una hipoteca.
GTRES
Una pareja informándose sobre las condiciones de una hipoteca.

Las hipotecas bonificadas son utilizadas por bancos y cajas para fidelizar al cliente. Estos préstamos hipotecarios ofrecen un descuento en el tipo de interés a cambio de que el cliente se vincule con la entidad contratando una serie de productos, como seguros, planes de pensiones, tarjetas o simplemente domiciliando la nómina y los recibos básicos del hogar.

Como explica Fotocasa, por cada uno de los productos que contratamos conseguimos una reducción del diferencial sobre el índice de referencia en un porcentaje determinado. Pero esta serie de productos elevan de forma considerable el coste de la hipoteca. Por un lado restamos, pero por otro sumamos.

De modo que debemos hacer números y valorar qué nos compensa más, si contratar una hipoteca con un tipo de interés algo más elevado o decantarnos por un préstamo hipotecario bonificado que sin embargo eleva el coste final de la hipoteca.

Una forma de decidirnos es conociendo de antemano el coste real de los productos a los que habría que vincularse. En muchas ocasiones, un préstamo de vivienda con un tipo de interés alto puede resultar más barato que otro con el tipo de interés más bajo pero que exija la contratación de determinados productos.

Seguros, muchos seguros

Los seguros son, por regla general, los que más encarecen el coste final del préstamo mientras que domiciliar la nómina y los recibos apenas nos suponen un gasto, siempre que la cuenta donde se domiciliemos no tenga comisiones. La lista básica es la que sigue:

  • Seguro de vida
    Es el más costoso. Cubre el riesgo de fallecimiento del titular del préstamo. Es decir, si éste fallece es la aseguradora la que se encarga de cancelar el capital pendiente de pago. Su coste suele situarse de media entre los 300 y los 800 euros al año. Así, para una hipoteca de 120.000 euros a un plazo de 20 años supone un desembolso extra de entre 6.000 y 16.000 euros más a sumar al coste final del préstamo.
  • Seguro multirriesgo o del hogar
    Cubre no sólo el continente (la casa) sino también el contenido (muebles, electrodomésticos, etc…). Suele tener un coste anual que puede oscilar entre los 200 y los 400 euros, esto es, entre 4.000 y 12.000 euros más que sumar al coste final de la hipoteca.
  • Seguro de protección de pagos
    Éste garantiza el pago de una serie de cuotas determinadas de antemano en caso de pérdida de ingresos, tiene también una prima elevada que suele ser de entre el 1 y el 1,5% del capital prestado. Se suele pagar de una sola vez al constituirse la hipoteca, sumando el importe del seguro al capital prestado.
  • Tarjetas
    Aunque no suelen representar gastos importantes, el banco puede exigirnos un gasto mínimo al año con ellas. Algunas hipotecas bonificadas ofrecen descuentos también por contratar un plan de pensiones que también suelen requerir aportaciones mínimas anuales.

Hagamos números para saber qué nos compensa más. No obstante, si contratamos una hipoteca bonificada siempre podemos cancelar alguno de los productos que lleve asociado el préstamo pasada la primera anualidad. Pero en ese caso, debemos saber que por cada producto que suprimamos subirá el tipo de interés en la siguiente revisión de la cuota mensual.

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