Juzgan a dos hermanos a los que piden 10 años por obligar presuntamente a una menor a prostituirse

La Audiencia Provincial de Almería acoge este miércoles la vista oral contra dos hermanos acusados acusados de obligar una menor de edad a prostituirse en la calle y en un club de alterne de Huércal-Overa después de traerla a España mediante engaños y lograr que su madre firmase un acta notarial en la que autorizaba a salir de su país natal.

La Audiencia Provincial de Almería acoge este miércoles la vista oral contra dos hermanos acusados acusados de obligar una menor de edad a prostituirse en la calle y en un club de alterne de Huércal-Overa después de traerla a España mediante engaños y lograr que su madre firmase un acta notarial en la que autorizaba a salir de su país natal.

El juicio, por el que F.R.C. y C.C., de nacionalidad rumana, se enfrentan a penas de cinco años de prisión como presuntos autores de sendos delitos de corrupción de menores, se celebra ante el tribunal de la Sección Primera de la Audiencia Provincial. El Ministerio Público interesa que cada uno de ellos indemnice a la víctima con 6.000 euros por los daños morales ocasionados.

La menor, según recoge el escrito de acusación, llegó a España en septiembre de 2010 cuando tenía 15 años después de que F.R.C. la engañase diciéndole que la llevaba de vacaciones. Con esta excusa consiguió, incluso, que su madre firmase una especie de acta notarial con la que autorizaba la salida de su hija de Rumania.

Una vez en el municipio de Huércal-Overa (Almería), el acusado la alojó en una casa que compartía con otras mujeres y, con "continúas agresiones y amenazas", la obligo a ejercer la prostitución en la calle, en una zona "a medio camino" entre los clubes de alterne Chévere y Shampoo.

F.R.C., que se quedaba con la práctica totalidad del dinero que ganaba la víctima, a la que solo dejaba mandar una "pequeña cantidad" a su madre, decidió tres meses después que se fuera a trabajar al club Chévere, donde residió y trabajó hasta que en el transcurso de un control de extranjería realizado por la Guardia Civil en junio de 2011 se detectó que era menor pese a que portaba una tarjeta de identidad falsa.

Según relata el fiscal en su escrito, la víctima, a quien C.C. controlaba en ausencia de su hermano, se dedicó forzada durante casi un año a captar clientes, a los que inducía al consumo de bebidas alcohólicas para luego mantener relaciones sexuales con ellos en jornadas laborales de diez horas, de lunes a domingo.

Al propietario del local debía abonar 50 euros por la estancia y cinco euros por contacto mientras que ella recibía la mitad del importe de las copas vendidas y 120 euros por hora de servicio.

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