La exmiembro de ETA Carmen Gisasola, presa en la cárcel alavesa de Zaballa e integrante del colectivo 'Presos comprometidos con el irreversible proceso de paz', ha asegurado que su primera novela, 'Gaur Zortzi', pretende ser una "pequeña aportación a la convivencia" aunque el libro en si "no va a llevar a cerrar las heridas".

En ese sentido, se ha mostrado convencida de que "la convivencia es responsabilidad de todos y tampoco se va a dar de la noche a la mañana, pero sin hacer una reflexión de lo que ha pasado no creo que se pueda avanzar mucho".

Gisasola ha presentado su libro, escrito en euskera y editado por Alberdania, en una rueda de prensa celebrada en San Sebastián en la que ha estado acompañada de la exparlamentaria de Aralar Aintzane Ezenarro y el editor Inazio Mujika Iraola.

En la comparecencia, la presa ha explicado que la obra, que narra el sufrimiento de una madre cuya hija ha huido para integrarse en ETA, "no es autobiográfica", aunque algunos pasajes "están ligados a la realidad".

En su primera intervención ante la prensa, la histórica ex activista de ETA, acogida a la denominada 'Vía Nanclares', ha leído un texto en euskera y ha eludido contestar a preguntas relacionadas con la actualidad política, al margen de la novela.

Carmen Gisasola ha afirmado que "la esperanza de todos los pueblos se pone en las generaciones futuras" y se ha mostrado convencida de que, "si se quiere construir un futuro cimentado en valores, es imprescindible hacer una reflexión sobre lo que ha pasado en nuestro pueblo" para que "no vuelva a suceder".

Asimismo, se ha mostrado convencida de que es "básico e imprescindible" el respeto entre las personas que piensan diferente para "construir un futuro normalizado".

En esa línea, ha señalado que la estancia en prisión puede ser uno de los motivos que le ha movido a escribir este libro. "Hay que matar horas, tienes tiempo para pensar, no sabes a dónde vas a llegar, es una actividad como otra cualquiera e incluso para mí ha sido una sorpresa su publicación", ha explicado.

Preguntada por si su obra pretende enviar ningún mensaje al colectivo oficial de presos de ETA o supone una crítica al mismo, ha negado esa afirmación y ha asegurado que no la ha escrito "pensando en eso". "Estando o no en cada grupo las vivencias son únicas y cada persona vive de una manera las cosas y desde ese punto de vista lo que he escrito es mío", ha precisado.

Además, ha asegurado no conocer si habrá personas o colectivos reacios a esta obra porque es algo que ni puede ni quiere "controlar", ya que no ha escrito la novela "pensando en nadie", sino que ha sido una "aportación por la convivencia" desde su punto de vista.

"reflexion critica"

Por su parte, Aintzane Ezenarro, quien ha explicado que conoce a Gisasola como miembro del colectivo 'Presos comprometidos con el irreversible proceso de paz', ha destacado que estos reclusos intentan hacer "una reflexión crítica del pasado para intentar contribuir a la convivencia futura en nuestro país".

En su opinión, la aportación que está haciendo este grupo es una "reflexión difícil, dura, sincera, no siempre comprendida, pero absolutamente necesaria que hace una contribución enorme a esta sociedad y hay que agradecerla".

La ex dirigente de Aralar ha considerado que Gisasola en el libro lo hace "una oferta de empatía" para que el lector se ponga en la piel de una madre que ve como su hija "toma una decisión tan drástica" como huir para militar en ETA y, de esta manera, "hace aflorar un sufrimiento que no ha salido demasiado", como es el de las familias "que han sufrido en silencio" que sus hijos hayan tomado una opción con la que no estaban de acuerdo, pero que les han apoyado "porque son sus hijos".

"Estamos en un momento histórico, de pasar a una situación de no violencia política después de tantos años, y vamos a tener que construir una convivencia en la que lo primero que hay que hacer es aflorar todo el sufrimiento que ha habido en este país, sin dejar de lado ninguno, para construir un relato de lo que ha pasado y no tiene que volver a ocurrir". ha remarcado.

A su juicio, en 'Gaur Zortzi' hay una invitación a pensar sobre "el coste personal de la opción de la lucha armada", así como una reflexión sobre "lo que ha pasado en las segundas generaciones para que se hayan visto atrapadas en esa espiral de la violencia a través de relatos épicos obsoletos, sabiendo como sabíamos, que no llevaban a ningún sitio y, sin embargo, no hemos sabido frenar la sangría de nuestros hijos".