La fotógrafa Natasha Caruana (1983), que vive y trabaja en Londres, sabe que su proyecto The Married Man (El hombre casado) es "éticamente cuestionable", pero lo defiende como una "investigación sobre los complejos límites de la confianza, el engaño y la traición". Durante dos años, Caruana se ha dedicado a establecer citas con hombres casados a los que retrataba, sin que ellos lo supiesen, con una cámara oculta.
Las fotos están publicadas en la web de la artista y han sido exhibidas en varias galerías del Reino Unido. Son un mosaico de visiones parciales que en ningún caso revelan la identidad de los 80 hombres con los que Caruana ha establecido citas a través, sobre todo, del portal Illicit Encounters (Encuentros ilícitos), el servicio online de pago más popular del país para encuentros entre personas casadas. "¿Casado pero desatendido? ¿En busca de algo más de emoción? Encuentros ilícitos es un servicio discreto y condidencial de encuentros extramaritales para mujeres y hombres", prometen en la home.
Grabadora escondida
Tras contactar con hombres que buscaban ligar en la web y chatear con ellos varias veces, establecían una cita para comer o cenar y Caruana llegaba al encuentro con intención de documentarlo. Llevaba una pequeña cámara de fotos de un sólo uso y, escondida en un pequeño bolso de mano rojo —aparece en algunas de las imágenes—, una grabadora digital.
Sin que su compañero de cita se diese cuenta, retrataba momentos de la cita y grababa el sonido. Parte de ese material lo cuelga en su web. Nunca incluye detalles que permitan la identificación de los hombres y distorsiona sus voces.
"El uso de las fotos instantáneas connota un sentido de algo que no debería ser visto está siendo documentado: momentos apresurados de una comida sin terminar, un asiento vacío o un gesto evidente de anticipación", dice la artista en la declaración de intenciones que acompaña al mural de fotos. Todas las imágenes participan de un cierto aire detectivesco y denotan el apresuramiento con que fueron tomadas para que el hombre no se percatara de las intenciones de la artista.
"Poner en peligro sus relaciones"
Para Alistair Robinson, comisario de uno de los espacios donde el proyecto ha sido exhibido, la Northern Gallery for Contemporary Art, el proyecto de Caruna tiene que ver con la curiosidad. "Se pregunta por qué sus citas están dispuestos a poner en peligro sus relaciones jurídicamente vinculantes y también cuáles son las responsabilidades éticas de un artista", dice.
"Todo esto es éticamente cuestionable", reflexiona la fotógrafa en una entrevista en el British Journal of Phtography. "Estoy tomando fotos de un momento de intimidad, pero ellos están diciendo online que desean encontrar una amante y están engañando a sus parejas. ¿Qué sucede si cuelgo las fotos de una pared o las publico en un libro? Es sólo entonces cuando el público empieza a cuestionar la moralidad de todo el asunto y es ahí donde la cosa se pone interesante".
No es la primera vez que Caruana afronta proyectos basados en la infidelidad. En The Other Woman (La otra) hizo retratos de mujeres que experimentaban el "malestar" de participar en una relación adúltera.
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