Si hay peligro en el metro, a esconderse en la oficina

El manual de autoprotección de los empleados recomienda que se encierren si temen ser agredidos. Los vigilantes piden que haya uno de ellos por estación.
Ante una posible situación violenta o peligro de agresión en el metro de Bilbao, los trabajadores deben «acudir a la oficina y cerrar la puerta». Ésta es la solución que propone el manual de autoprotección elaborado por la empresa, y al que ha tenido acceso 20 minutos, para frenar la inseguridad que sufren a diario los supervisores, revisores y conductores del suburbano.

Todavía es un borrador sujeto a cambios, pero el texto plantea que ante la posibilidad de riesgo, ya sea por un problema de vandalismo o por un viajero que se cuela sin pagar, los supervisores deben llevar las riendas, retener al sujeto e identificarlo «hasta que llegue el personal de seguridad».

Y es ahí donde radica el problema, según el Colectivo Independiente del Metro. «No podemos retener a nadie durante los 10 ó 15 minutos que puede tardar el de seguridad», aseguran, ya que ahora «sólo hay un vigilante por cada tres estaciones». «Y si la cosa se pone mal y nos refugiamos, el vándalo se va sin problemas», agregan sin entender para qué sirve el manual de autoprotección.

La empresa trabaja en la actualidad en la mejora de los protocolos de seguridad, a pesar de que, según los trabajadores, eso «no conlleva un aumento de los guardas jurado». Por eso exigen un guarda en cada una de las estaciones, además de otros dos en el interior de los vagones.

Agresiones. Unas diez cada mes

Las agresiones, tanto físicas como verbales, no descienden. Según los trabajadores, se producen alrededor de una decena de ellas cada mes, registradas en los partes laborales. La mayoría son insultos y amenazas.

Ayuda externa. Apoyo psicológico

Algunos empleados del metro se han visto obligados a ponerse en manos de un experto ante las situaciones de estrés que generan estas agresiones. También ha habido quienes –alrededor de diez –han pedido la baja.

Plantilla. Más de 300 personas

Más de 300 trabajadores del metro están expuestos diariamente a las agresiones. En el suburbano trabajan unos 150 supervisores y 140 conductores, y otros. Hay peleas dentro y fuera de los trenes.

«Vino después y me amenazó»

El último suceso de amenazas a los trabajadores del metro se produjo el pasado fin de semana. Una de las supervisoras recriminó a dos clientes cuando se colaron sin pagar en el metro. Fue la Ertzaintza la que puso paz de por medio, no sin que antes la trabajadora sufriera las amenazas de los dos sujetos. La agresión verbal no quedó ahí. El viajero acudió al día siguiente a la ventanilla de la supervisora. «Me pidió mis datos, porque quería denunciarme y me volvió a amenazar», cuenta.

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