"Traigo un recado de parte de la tele: ya va siendo hora de que los pequeños nos vayamos a la cama".

¡Hale! De lunes a viernes, y durante las décadas de los 60, 70 y parte de los 80, la jornada de los niños llegaba a su fin con una banda sonora (la canción Vamos a la cama) que instaba a acostarse a horas tempranas, justo coincidiendo con el final de la programación televisiva infantil: a las 20.30 en invierno y a las 21.00, puntualmente, en verano.

La melodía, interpretada por la familia de ficción Telerín, fue, sin duda, una de las más populares y exitosas del compositor vasco Antonio Areta, fallecido este fin de semana a los 86 años.

No es el único legado telemusical y entrañable que deja este autor experto en idear melodías contagiosas y efectivas, capaces de fijarse durante toda una vida a la memoria.

Entre sus muchos logros figuran la partitura de la serie de animación Don Quijote de la Mancha o la excitante y pertinaz cabecera de Movierecord (en el vídeo, al final de esta noticia).

Pero hay más: los temas principales y la música de los largometrajes Mágica aventura (dirigida por Cruz Delgado en 1973) y Los viajes de Gulliver (Cruz Delgado, 1983), este último ganador de un Elefante de Plata al Mejor Músico, así como los de cortometrajes como Aventuras de Molécula y el Canguro Boxy (Cruz Delgado, 1968),   El gato con botas (Cruz Delgado, 1964),  El buque fantasma (Cruz Delgado) 1970, El planeta del terror (Cruz Delgado, 1975) o Pablito (José Ramón Sánchez, 1976), entre otros muchos.

En la televisión tuvo un gran seguimiento la serie El desván de la fantasía (José Ramón Sánchez, 1978), para la que también compuso.

Areta era un músico polifacético que tocaba la trompeta, el piano y la flauta, y tenía una gran afición por la pintura.

El compositor falleció en Tarragona. Sus cenizas fueron depositadas en el cementerio de Torrero en Zaragoza, ciudad donde vivió la mayor parte de su vida.