De tal palo tal astilla: Cronenberg y Lynch, hijos, en Sitges

  • Brandon Cronenberg sigue los pasos de su padre con 'Antiviral'.
  • Jennifer Lynch presentó 'Chained', un turbio thriller con 'psycho killer'.
  • Ambos estuvieron en el Festival de Sitges para presentar sus obras.
Vincent D'Onofrio y Eamon Farren en 'Chained', de Jennifer Lynch.
Vincent D'Onofrio y Eamon Farren en 'Chained', de Jennifer Lynch.
Chained ©
Vincent D'Onofrio y Eamon Farren en 'Chained', de Jennifer Lynch.

Los dos han sido cineastas rompedores, innovadores, imprescindibles. El estadounidense David Lynch y el canadiense David Cronenberg. El talento de sus genes puede que no se haya transmitido igual -el genio es único-, pero dos de sus respectivos hijos, Jennifer Lynch y Brandon Cronenberg, han continuado con el oficio (arte) de sus padres, y los dos han estado presentes en Sitges con sus películas.

Empecemos con Antiviral, de Brandon Cronenberg. Nos sumerge en un hipotético futuro próximo en el que el culto a las celebridades ha alcanzado cotas de locura. Los fans, millones y millones en todo el planeta, de las estrellas y modelos del momento están dispuestos a pagar importantes cantidades de dinero por inocularse las enfermedades y virus que padecen sus ídolos.

Todo por intentar tener algo en común, conectarse físicamente de alguna manera, con ellos. Incluso espabilados empresarios de restaurantes sirven bistecs con las células de las celebrities que se venden como rosquillas. Es el fenómeno fan llevado a su extremo. Y las personas y los cuerpos son sólo mercancias con las que ganar mucho dinero.

Ciencia-ficción, pero al fin y al cabo no tan distante de la realidad actual. Los famosos son capaces de arrastrar miles de audiencias, deseos e histerias. Crítica social, los misterios de la carne y la psique, el poder de los medios de comunicación o de la publicidad.

Y el ADN de David Cronenberg instalado en su hijo Brandon, cineasta de 32 años y autor también del guión de éste su debut. Se nota que debió crecer viendo los largometrajes de su progenitor. Antiviral recuerda al cine de su padre, el que la crítica especializada denominó “Nueva carne” —el de los 70 e inicios de los 80—, pese a que Brandon prefiere desmarcarse de las comparaciones cuando se le pregunta sobre ello.

Su argumento deja también huella en el espectador, pero la película demasiado frías, aséptica —abunda el color blanco, y el rojo de la sangre—, se sigue con desigual interés. El arte de Brandon aún parece más próximo al del videoartista que al de un cineasta. Pero es ciencia-ficción alternativa a tener en cuenta, al igual que las próximas obras de Brandon Cronenberg, un director a seguir.

Fabricando monstruos

Jennifer Lynch, de 44 años, no ha heredado los brillantes delirios surrealistas y oníricos de David Lynch. Pero su mundo también es oscuro y enfermizo. La pasión de Jennifer se centra más en las psicopatías.

Su debut en el largometraje en 1993 con Mi obsesión por Helena, un desvarío absoluto, fue recibido como una de las peores películas de aquel año. En 2008 ganó el premio a la mejor película precisamente en Sitges por la notable Surveillance (Vigilancia), que sin embargo en Estados Unidos obtuvo nuevamente críticas nefastas, y aquí nunca llegó a estrenarse en cines.

Después de una agotadora y frustrante experiencia en la India rodando Hisss, en torno a la leyenda de una mujer serpiente, Chained (Encadenado) puede considerarse su cuarta película y trata, según palabras de la propia directora, de "como puede fabricarse un monstruo".

Un phycho killer en toda regla (Vincent D'Onofrio) aprovecha su trabajo como taxista para secuestrar a mujeres a las que lleva hasta su aislada casa para asesinarlas. Una de las víctimas viaja acompañada de su hijo de 9 años, al que en un acto de extraña compasión, su verdugo decide perdonarle la vida; pero lo convertirá en su esclavo al que apodará “Rabbit” (Conejo).

Un sirviente que sólo podrá comer de sus sobras, limpiar y obedecerle en todo. Una vez adulto procurará instruirle en el perverso arte de matar por placer. La pregunta es si el joven, debido a su educación, se habrá convertido también en un ser capaz de matar a sangre fría o por diversión.

Filmado en cámara digital, Chained es un film absorbente con interpretaciones memorables de D'Onofrio —digno de formar parte de la galería de psicópatas antológicos del cine— y Eamon Farren, muchacho de aspecto reptiliano.

Tiene una escena final con con sorpresa y que no desentona; pero impuesta por los productores, según Jennifer, por lo que el final real que ella concibió seguramente podrá verse en DVD o Blu ray.

La alargada sombra de Cronenberg

Y volviendo a los Cronenberg, No estuvo en el certamen, pero también se proyectó lo nuevo de David Cronenberg, Cosmopolis —ya en los cines españoles—.

Película densa, muy densa, con Robert Pattinson y un viaje al caos, vacío y locura del mundo occidental actual basado en la novela de culto de Don DeDillo. Y demostrando que aunque su libro, pese a la genialidad de un Cronenberg, sigue siendo inadaptable, aunque nos hable también de otros monstruos, los más voraces surgidos del capitalismo y sus miserias.

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