Imaginación, una deliciosa ambientación y una atención exquisita. Sobre estos tres pilares se sustenta La Safa, un restaurante cuya máxima es hacer de la cocina un octavo arte. No en vano, bajo el nombre del local reza una inquietante «cocina mediterránea sacada de quicio», o lo que es lo mismo, sacar de los platos de siempre su lado más creativo.Así, a la coca de pisto le añaden foie y setas, y el atún lo hacen al modo japonés (tataki, la especialidad del local). Junto con esto, uno no se puede perder el crujiente de cordero con salsa de chocolate, la ensalada con flores o el tatín de manzana con helado de leche de oveja.