Bailarines de élite a mil euros

  • '20 minutos' se mete entre los bastidores de la Compañía Nacional de Danza.
  • Antes de que empiece la temporada, hablamos con los bailarines sobre recortes, horas extra sin pagar y cambio de cánones.
Entrenamiento de la Compañía Nacional de Danza.
Entrenamiento de la Compañía Nacional de Danza.
JORGE PARÍS
Entrenamiento de la Compañía Nacional de Danza.

La danza también es cultura, insisten los bailarines, profesores y directores con los que hablamos cuando entramos en las instalaciones, en Madrid, de la Compañía Nacional de Danza (CND). Nos metemos hasta la última de las salas y en sus clases para conocer cómo es por dentro el lugar en el que se fragua ese hermoso trabajo que luego vemos sobre las tablas y hablar con las personas que, con su sacrificio, su sueldo mileurista y sus lesiones, hacen posible tanta belleza sobre un escenario.

Una de las más inexplicables realidades a las que se enfrenta la compañía, compuesta por 42 bailarines, es la falta de una sede donde poder mostrar al público su trabajo. Su opción: que los teatros los programen, pero tras los recortes el asunto se recrudece.

"Acaban de cancelarnos un espectáculo en Alicante porque no pueden pagar", nos dice el director de la CND, José Carlos Martínez. "Lo que más nos va a afectar es el IVA, porque vamos a teatros donde a ellos les cuesta más caro, y al no tener sede fija, dependemos de ellos". Tienen prevista una gran gira por España con Romeo y Julieta, pero en estos tiempos de incertidumbre, quién sabe el futuro. "Si todo va bien —comenta Martínez—, tenemos la temporada completa. Pero puede pasar lo de Alicante".

La profesora Catalina Arteaga, con quien hablamos tras asistir a la clase conjunta con la que inician los bailarines su jornada (que se extiende de 10.00 a 16.30 horas), nos confiesa que ha sufrido serios recortes en su sueldo, y ello pese a ser de la plantilla y formar parte de la compañía desde el año 85. El suyo no es el peor de los casos, la entrenadora deja claro que la situación de los bailarines es pésima. ¿De qué sueldo hablamos? "La gente aquí es mileurista". Para ganar un gran sueldo, obviamente hay que ser primera figura, y eso, señala Arteaga, es lo verdaderamente difícil.

La voluntad, la fuerza y el inmenso esfuerzo que vemos en los ensayos es verdaderamente vocacional. "Los bailarines están aquí por motivación artística, nadie viene por intereses financieros", dice José Carlos. Y como ejemplo cita a Francia, donde un bailarín cobra como mínimo el doble que aquí. "Aun así hay algunos que vuelven, porque quieren bailar con nosotros", matiza el director.

¿No hay pues desmotivación por los recortes y por no poder salir de gira fuera de España? "Ellos siguen bailando y mientras lleguen a su casa cansados por ello no hay desmotivación", señala tajante Martínez. A lo que añade el director artístico adjunto de la compañía, el italiano Pino Alosa: "Ningún bailarín brinda de felicidad, pero hacemos lo nuestro lo mejor que podemos".

Tanto es así que, según nos cuentan los bailarines Lucio Vidal e Inés Pereira, hacen horas extra aunque ya no se paguen:  "De todos modos, y aunque ya no nos las paguen, si nosotros creemos que necesitamos horas extra para que una producción salga como debe, las hacemos. Aunque sea gratis".

La motivación artística, está claro, es la clave, y la otra, señalada por Pino Alosa, la imaginación: "Donde no llegan los medios llega el ingenio. Es como la gente que ahora va a la compra, lo hace aunque sea con poco dinero". El salvavidas de los tiempos de crisis.

No obstante, algunos bailarines sí muestran cierta desmotivación, como Vidal, que insiste en la ausencia de actuaciones fuera de nuestro país: "Estamos prácticamente bailando dentro de la sala". Una sala cuyo suelo ha sido cedido por Freixenet (es el que usaron para un anuncio televisivo), porque la falta de medios es tal que ni a eso llegan (el propio José Carlos Martínez nos lo confiesa).

"Somos mileuristas", recalca Vidal. No obstante se sienten privilegiados y no se quejan. "No sé si podemos hacer alguna reivindicación estando así el país. En el fondo nos sentimos privilegiados por tener contrato y sueldo", concluye la bailarina portuguesa Pereira.

"No hay por qué ser flaca"

Los cuidados físicos a los que se refieren los componentes del elenco de la CND con los que charlamos en los pocos ratos de descanso que tienen entre ensayo y ensayo están más relacionados con sus lesiones, su necesidad de ir a Pilates o a la piscina para cuidarse, que con temas de delgadez o de alimentación o de restricción. Incluso hay quien confiesa, como Agnes López, bailarina valenciana de 35 años, que fuma y no hay problema. La traba, en su caso, es una lesión en la rodilla que la obliga a abandonar la clase al poco de comenzar. "Tengo que ir a buscar al fisio, somos responsables de nuestro cuerpo". Nos cuenta, además, que en Londres cobraba 3.700 euros.

"A veces estar muy delgado tiene limitaciones", nos dicen la mayoría de bailarines. "El movimiento es menos denso y rotundo, lo que para algo contemporáneo no ayuda". De hecho, nos sorprende gratamente ver a una bailarina de talla XL. Llama la atención su baile, su carisma, su fuerza, su espectacular manera de  moverse. Llena la sala: sin querer los ojos se van hacia ella.

"Bailar y la delgadez no tienen nada que ver. Sigue creyéndose eso porque la gente no viene a vernos", reclama Martínez.

Es cierto: en España continúa sin haber afición. "No es como el flamenco —lamenta el director—, así que tenemos por delante muchos años de trabajo. Y es mi objetivo principal, por eso quiero abrir el abanico de repertorio y que la gente deje de creer en la separación de clásico y contemporáneo, porque aquí hay, como en el flamenco, fusión".

'Babylon' subirá el primer telón

El inicio de temporada de la CND será el próximo día 25 con el estreno absoluto en el Mercat de les Flors (Barcelona) de Babylon, de Arantxa Sagardoy y Alfredo Bravo. El 14 de noviembre participarán en el Festival Madrid en Danza con otros dos estrenos absolutos de otros dos españoles: Demodé, de Iván Pérez, y Unsound, de Juanjo Arqués y Heidi Vierthaler.

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