El sol sigue siendo un enemigo de la piel, también en otoño

  • Tras el sol del verano la piel se encuentra más dañada y el frío la seca más.
  • Hay que prepararla la piel para el resto del año: exfoliarla e hidratarla.
  • Por el riesgo de melanoma hay que revisarse los lunares todos los años.
Dos personas montan en bici por el bosque Sauvabelin de Lausana, Suiza, durante la puesta de sol otoñal.
Dos personas montan en bici por el bosque Sauvabelin de Lausana, Suiza, durante la puesta de sol otoñal.
EFE
Dos personas montan en bici por el bosque Sauvabelin de Lausana, Suiza, durante la puesta de sol otoñal.

Se acabó el verano y es momento de poner a punto nuestra piel castigada por el sol, que es el mayor enemigo de nuestra piel. Las radiaciones del sol envejecen diez veces más que la propia edad.

Pero con el cambio de estación, la variación del tiempo y el cambio de hábitos al volver de las vacaciones veraniegas, la piel sufre más de lo normal. Los expertos recomiendan tomar unas precauciones para cuidar la piel y así evitar el envejecimiento prematuro.

A pesar de que, durante el mes de septiembre, el sol empieza a bajar de intensidad, es recomendable seguir aplicándose crema solar y evitar su exposición entre las 11 y las 16 horas.

Cada año se detectan en España cerca de 3.600 casos de melanoma, el cáncer de piel en su vertiente más agresiva. El oncólogo Raul Márquez del MD Anderson Cancer Center, asegura que para prevenirlo hay que evitar exposiciones intensas más que extensas. Es decir, "si se esta blanquito hay que evitar el sol intenso" y, de esta forma, las quemaduras de la piel, argumenta.

El cáncer de piel es un tumor que diagnosticado tarde se curan pocos pero que detectado precozmente se cura en más del 95% de casos. De ahí la importancia de que al notarse cualquier lesión cutánea, especialmente en cualquier lunar, se acuda al dermatólogo para diagnosticarlo.

Revisión de lunares

Márquez considera que hay que revisarse los lunares todos los años, teniendo en cuenta la regla ABCD. Esta norma recoge los principios de asimetría, bordes, color y diámetro. De esta manera, "si la lesión es redondita es más benigna que si cuenta con bordes espiculados" y si los bordes son "poco definidos" puede que sean malignos, explica el oncólogo.

Además, por lo general, los lunares suelen contar con un color marrón uniforme pero, en el caso, de que tenga "distintas tonalidades", puede ser un indicativo de una lesión en la piel. Por último, la persona tiene que revisar el diámetro de sus lunares y, en el caso, de que tenga más de 5 ó 6 milímetros, hay que acudir al dermatólogo.

Si el lunar experimenta algún cambio importante, en forma y tamaño, pica más de lo normal o sangra, el individuo tiene que descartar que sea una lesión maligna.

Conviene hacer una valoración médica sobre cualquier lunar o mancha que haya aparecido nueva durante los meses de verano ya que un diagnóstico precoz puede salvar vidas.

Rehidratar la piel

Con el frío la piel suele secarse más. Además, por todo el sol que se ha tomado durante el verano la piel se encuentra más dañada, con mayores cambios de pigmentación y menos lucida.

Es imprescindible que después de la época estival se prepare la piel para el resto del año. Para ello, el dermatólogo Sergio Vañó ha destacado la importancia de exfoliar la piel y, a continuación, hidratarla en profundidad para evitar la sequedad y reparar el daño que se ha producido durante el verano.

La doctora del Hospital Aguas Vivas de Valencia, Amparo Sevila, recomienda "rehidratar mucho la piel, hacer alguna exfoliación para que las células muertas se puedan eliminar y aplicar los cuidados habituales".

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