Violinista con talento, ocasional crítico de teatro, pintor inseguro... El pintor expresionista suizo-alemán Paul Klee (1879-1940) tardó en encontrar su camino en las artes plásticas. Le costaba trabajar con el color, no estaba convencido de sus obras figurativas, se dejaba abrumar por los deseos de sus padres músicos por ver a su hijo en una orquesta.

Al conocer a Vasily Kandinsky todo cambió. Las teorías del color que desarrollaba el pintor ruso le abrieron los ojos hacia otras posibilidades. Fundaron (junto con al también pintor Franz Marc) el grupo de artistas expresionistas Der Blaue Reiter (El jinete azul). Klee se dejó conquistar también por el cubismo y descubrió en el arte abstracto "el estilo que conecta la pintura con el reino del color". De 1921 a 1931 fue profesor de la escuela de diseño de la Bauhaus, donde impartió talleres de encuadernación, vidrieras y elaboración de murales.

El Kunstsammlung Nordrhein-Westfalen de Düsseldorf (Alemania) expone hasta el 10 de febrero 100 x Paul Klee, la colección completa de las obras del pintor que el museo tiene en propiedad y que por su variedad ilustra las etapas de la evolución del autor.

De Retrato de la Señora V. Sinner (1906) —que desempolva los comienzos figurativos todavía influidos por el modernismo— a Mundo cruel (1940), la pintura sobre papel que realizó poco antes de su muerte, la muestra es una narrativa personal y artística ilustrada con uno de los conjuntos más representativos de la obra de Klee.

Los trabajos están presentados en orden cronológico y descubren los ecos de los acontecimientos en la vida del artista. El viaje a Túnez que realizó en 1914 supone un descubrimiento de nuevas tonalidades que luego aplica al arte, su acercamiento al constructivismo y a la geometría durante su etapa de profesor de la Bauhaus queda patente en obras como Corrientes polifónicas, de 1929. Conforme avanzan los años Klee adquiere una forma más críptica, simbólica y sencilla de expresarse.

Una explicación detallada de cada pieza aumenta esa sensación de recorrido vital e incluye la perspectiva histórica de la convulsa época que le tocó vivir: una gran crisis y la I Guerra Mundial en la que perdió a amigos artistas (Franz Marc y August Macke murieron en combate) culminaron con la llegada de los nazis al poder y el exilio de Klee a Suiza, donde murió en 1940, antes de que acabara la II Guerra Mundial.