El joven que pretendía volar la universidad balear iba a atentar en el aniversario de Columbine

  • La policía comenzó a investigar hace cinco meses comentarios en internet del detenido, que consideraba a los autores de la matanza en EE UU sus "ídolos".
  • El joven, de 21 años, fue detenido cuando recibía la entrega de más de 140 kilos de explosivos que había comprado por Internet.
  • Los pocos vecinos que habían reparado en él en los dos meses que llevaba en el barrio veían en Juan Manuel M.S. a un joven "solitario" y "un poco perdido".
Juan Manuel Morales Sierra, detenido por su intención de provocar una matanza en la Universidad de Baleares.
Juan Manuel Morales Sierra, detenido por su intención de provocar una matanza en la Universidad de Baleares.
Juan Manuel Morales Sierra, detenido por su intención de provocar una matanza en la Universidad de Baleares.

La policía baraja que Juan Manuel Morales, el joven arrestado en Palma con 140 kilos de material explosivo para atentar contra la Universidad de las Islas Baleares, pensaba llevar a cabo su acción el próximo 20 de abril, fecha del catorce aniversario de la matanza en el instituto Columbine (EEUU).

Según ha informado este viernes a los periodistas la portavoz de la Policía Nacional en Baleares, Janka Jurkiewicz, teniendo en cuenta que la detención se ha producido esta semana y que él idolatraba a los autores de los asesinatos de Columbine, Eric Harris y Dylan Klebold, una de las hipótesis de los agentes es que hubiera colocado las bombas coincidiendo con el aniversario de la masacre.

La policía comenzó a investigar hace cinco meses comentarios en internet del arrestado, de 21 años, alusivos a la matanza en la escuela de enseñanza secundaria estadounidense, donde los dos jóvenes, a los que consideraba sus "ídolos", asesinaron a doce estudiantes y un profesor.

El detenido manifestaba sus simpatías por Eric y Dylan y en su blog incluía secciones en las que relataba idénticos gustos musicales, su afición por las armas, su indumentaria e incluso un aislamiento social que le condujo a situaciones de marginación escolar.

Respecto a que el joven adquiriera por internet el material para fabricar explosivos, Jurkiewicz ha recordado que estos productos también se usan en empresas dedicadas a la agricultura.

"Muchas veces hay bastante facilidad en obtener estos productos, dado que se pueden utilizar para otros objetivos que no sean la confección de explosivos", ha apuntado la portavoz policial, quien ha barajado que podría haber encargado el material por internet haciéndose pasar por una empresa de este tipo de productos.

Por ahora, se ha acusado al joven de un delito de tenencia de armas y explosivos, pero el juez podría luego imputarle otro delito de estragos en grado de tentativa, ha explicado la portavoz.

Solo la policía sospechaba del joven

Los pocos vecinos que habían reparado en él en los dos meses que llevaba en el viejo barrio palmesano de Sa Gerreria veían en Juan Manuel M.S. a un joven "solitario" y "un poco perdido", sin imaginar que la policía le seguía ya muy de cerca porque planeaba volar la universidad balear.

Desde que se instaló en el 3º C del edificio rehabilitado que ocupa el número 4 de la calle Can Gotleu, Juan Manuel no había llamado la atención ni de los inquilinos de su finca, que apenas cruzaban con él cuatro palabras intrascendentes, ni de los comerciantes del entorno.

Sin embargo, hace ya tres semanas que la policía vigilaba cada día discretamente la casa en la que el joven urdía el plan terrorista con el que quería sembrar de bombas el campus universitario para imitar a los asesinos del instituto de Columbine.

Aparte de algún vecino suspicaz que sospechaba del coche apostado cerca de la callejuela donde vivía el detenido, solo el camarero del bar "Gaudí" sabía que aquellos tres hombres y una mujer que cada mañana y cada tarde se sentaban en su terraza, en la Plaza Quartera, eran policías.

"Me dijeron que no le contara nada a nadie, ni a mi jefe", ha explicado el joven, que el miércoles siguió con curiosidad el discreto despliegue de una decena de agentes especializados que en torno a las 10.30 horas llegaron a la plaza con dos furgonetas para detener a Juan Manuel y llevarse el material con el que quería cometer una masacre entre los universitarios a los que odiaba.

"Cuando acabaron, los que yo conocía se sentaron aquí —ha relatado señalando las mesas de su terraza— se tomaron algo y luego se fueron".

El despliegue policial, "gente con guantes que subían y bajaban con cajas y aparatos", impresionó más al vecino más próximo del detenido, un joven que compartía portal con el presunto terrorista frustrado y que siempre le vio solo.

"Ayer, sobre las diez menos cuarto, me crucé con él en la puerta", ha indicado el vecino, que en sus pocas conversaciones con Juan Manuel no pasó de que este se identificara como mallorquín, aunque en una ocasión, en un arranque de locuacidad, le explicó que había disfrutado mucho en una famosa discoteca.

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