Un tratamiento con radiofrecuencia en las arterias renales permite controlar la hipertensión que no responde a fármacos

Un equipo de especialistas de la Clínica Universidad de Navarra ha realizado con éxito un nuevo tratamiento que con radiofrecuencia en las arterias renales permite controlar la hipertensión que no responde a fármacos. Su eficacia y seguridad ha sido avalada durante más de tres años por diversos estudios clínicos internacionales.
Equipo de la Clínica.
Equipo de la Clínica.
EP/CUN
Equipo de la Clínica.

Un equipo de especialistas de la Clínica Universidad de Navarra ha realizado con éxito un nuevo tratamiento que con radiofrecuencia en las arterias renales permite controlar la hipertensión que no responde a fármacos. Su eficacia y seguridad ha sido avalada durante más de tres años por diversos estudios clínicos internacionales.

Se calcula que en España existen unos 650.000 pacientes que sufren hipertensión arterial refractaria. Se trata de un tipo de hipertensión en la que, a pesar de la administración de 3 ó más fármacos en dosis adecuadas, las cifras de tensión arterial permanecen elevadas por encima de 160/90 mm de Hg. El porcentaje de pacientes refractarios (que no responden) al tratamiento médico oscila según comunidades, pero la media se sitúa alrededor del 10% del total de los hipertensos.

"Los impactos de radiofrecuencia consiguen lesionar y, por tanto, interrumpir la conducción nerviosa a través de los nervios localizados alrededor de las arterias renales (denervación renal), causante de la perpetuación de la hipertensión arterial elevada que no responde al tratamiento convencional mediante fármacos", describe el doctor José Calabuig, director del Servicio de Cardiología Intervencionista de la Clínica Universidad de Navarra.

El equipo médico de la Clínica que realiza este tratamiento está integrado por dos cardiólogos intervencionistas, un cardiólogo clínico y un cirujano vascular: los doctores José Calabuig y Miguel Artaiz, el doctor Juan José Gavira y el doctor Lukasz Grochowicz, respectivamente.

El procedimiento de denervación renal no requiere anestesia general -sólo sedación-, ni cirugía abierta, ya que se realiza por cateterismo mediante punción en la arteria femoral. El ingreso hospitalario es de entre 24 y 48 horas tras la intervención.

Dos meses del primer procedimiento

En la actualidad, dos meses después del primer procedimiento realizado en la Clínica, la paciente presenta una tensión normal, sin crisis hipertensivas (que con anterioridad le obligaron incluso a precisar varios ingresos hospitalarios), ni otros síntomas derivados de esa hipertensión. Además, "refiere encontrarse mejor", según relata su cardiólogo, el doctor Gavira.

"Con posterioridad al tratamiento de denervación con radiofrecuencia, continuamos controlando la tensión de la paciente con la intención de poder reducirle al máximo la medicación", indica el facultativo. En esta línea, apunta que, incluso, "hay casos de pacientes a los que se les ha aplicado este procedimiento y que pasan de tener prescritos 5 ó 6 fármacos a reducirlos a uno o dos".

Descripción del tratamiento por ablación

La intervención comienza con la introducción, a través de una punción en la arteria femoral, de un catéter dotado de un cabezal de reducido tamaño constituido por cuatro electrodos. El catéter se mantiene conectado a una consola exterior, emisora de ondas de radiofrecuencia, con las que se provocan las lesiones (ablaciones) por calor en el perímetro interno de ambas arterias renales. El procedimiento tiene una duración aproximada de 30 minutos.

Según indica el doctor Calabuig, "el especialista introduce el catéter por la arteria femoral hasta la arteria renal. Una vez allí se aplican los impactos de radiofrecuencia. En total, son necesarios entre 8 y 12 impactos en cada una de las arterias renales". De este modo, especifica, "se interrumpe la propagación del impulso nervioso que discurre por el exterior de la arteria y que provoca la perpetuación de la hipertensión arterial".

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