Las obras de arte que disfrutó JFK el día de su muerte

  • Los Kennedy fueron recibidos en Forth Worth (Texas) con una inesperada exposición en la suite del hotel en el que se hospedaron.
  • Los coleccionistas de la zona, conocedores del amor por el arte del presidente y Jackie Kennedy, reunieron trabajos de Van Gogh, Picasso, Lyonel Feininger...
  • El Museo de Arte de Dallas conmemora el año que viene los 50 años del asesinato del presidente con la recreación de la curiosa muestra.
Uno de los cuadros expuestos en el dormitorio del presidente en la 'suite' del hotel Texas
Uno de los cuadros expuestos en el dormitorio del presidente en la 'suite' del hotel Texas
Thomas Eakins - Amon Carter Museum, Fort Worth, Texas
Uno de los cuadros expuestos en el dormitorio del presidente en la 'suite' del hotel Texas

John Fitzgerald Kennedy y su mujer, Jacqueline, estaban en noviembre de 1963 en Dallas (Texas) en una visita oficial. Fue el último viaje del 35º presidente de los EE UU: durante el desfile del día 22, murió tiroteado dentro del coche oficial y frente a la muchedumbre que lo aclamaba.

La pareja se hospedaba desde el día anterior en el hotel Texas de Fort Worth, la quinta ciudad texana más poblada, a la que JFK iba para limar asperezas entre diferentes miembros del partido demócrata. Los coleccionistas locales de arte consideraron que la suite 850 no era lo suficientemente sofisticada para el acontecimiento y decoraron la habitación con obras de arte, transformándola en una pequeña galería.

El Museo de Arte de Dallas prepara con motivo del 50º aniversario del asesinato de Kennedy, efemeride que tiene lugar en 2013, una exposición que se inaugurará en mayo y que reúne de nuevo las doce pinturas y cuatro esculturas que adornaron la suite presidencial con trabajos de artistas como Van Gogh, Picasso, Henry Moore, Thomas Eakins y Lyonel Feininger.

Obras de arte en la suite 850

Hotel Texas: An Art Exhibition for the President and Mrs. John F. Kennedy (Hotel Texas: Una exposición de arte para el presidente y la Señora de John F. Kennedy) recompone por primera vez la curiosa muestra de la suite 850 y documenta la visita con fotografías, vídeos y material de archivo de la habitación, las obras colgadas, la pareja durante la gira y documentos relativos al asesinato en Dallas.

Cinco días antes de que los Kennedy llegaran  Fort Worth, los detalles sobre la suite presidencial del hotel se dieron a conocer al público. Owen Day, crítico de arte del periódico Fort Worth Press, propuso la idea de la instalación a los más importantes coleccionistas de la zona y a varios directivos del museo Amon Carter. Concibieron una exposición en tres partes, dividida entre la sala, el dormitorio principal y el secundario. Procedentes de colecciones privadas y públicas locales, las obras correspondían a los gustos e intereses del presidente y de la primera dama.

Buho enfadado (1951-53) de Pablo Picasso era una de las esculturas modernas que adornaban el salón. En las paredes colgaba una obra del impresionista Claude Monet, un óleo de Manhattan de 1940 —obra del expresionista Lyonel Feininger— y un estudio de 1954 realizado por el entonces recién fallecido expresionista abstracto Franz Kline.

Un dormitorio impresionista para Jaqueline

El dormitorio principal estaba pensado para ser el de Jackie Kennedy. Su sabida afición por el impresionismo guió a los coleccionistas para escoger los trabajos. Entre las piezas de la estancia había un cuadro de Van Gogh que ilustraba las afueras de París en 1887 y una obra del posimpresionista Maurice Brazil Prendergast.

La habitación de John Fitzgerald Kennedy estaba dedicada a arte estadounidense de finales del siglo XIX y principios del XX. Los comisarios de la pequeña exposición habían escogido para el presidente una obra de 1936 del modernista Marsden Hartley, otra del pintor del Oeste Americano Charles Marion Russell y una escena de baño del realista Thomas Eakins.

Tenían planeado un tour por cinco ciudades de Texas. Fueron a San Antonio y a Houston antes de hospedarse en Forth Worth. Llegaron tan tarde al hotel que ni siquiera se fijaron en el efímero museo en el que habían convertido su habitación. A la mañana siguiente, a la luz del día, JFK llamó a uno de los organizadores para mostrar su agradecimiento; a Jackie Kennedy le costó dejar la habitación.

El conjunto que expondrá el Museo de Arte de Dallas es un testimonio de cómo los entendidos del arte reflejaban los gustos de los Kennedy, conocidos por su aficción por la pintura y la escultura. Las obras se convirtieron, tras esa sorprendente mañana, en la última exposición que el presidente de los EE UU visitó.

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