Las películas dan una visión poco realista de lo que es el cáncer

El cine, y más concretamente el de Hollywood, suele tener poco que ver con la realidad. Los productores adulteran cuentos e historias hasta construir productos que garanticen una buena taquilla. En el filtro suele quedar la realidad, la historial real. Es lo que pasa con el cáncer: el cine da una visión distorsionada de esta enfermedad.

Es la conclusión de un estudio llevado a cabo por un grupo de oncólogos, psicólogos y hasta filósofos italianos, cuyos resultados se han presentado en la reunión anual de la Sociedad Europea de Medicina Oncológica, y del que se hace eco Miguel Ángel Criado en Materia.

Tras analizar decenas de películas de los últimos 70 años, los investigadores concluyen que el perfil del enfermo oncológico en las películas es el de un joven, de clase alta, con un cáncer poco habitual y para el que no hay esperanza. Algo, aseguran, muy alejado de la realidad.

Los expertos han visionado decenas de películas, desde Amarga Victoria (de 1939), interpretada por Bette Davis, a films recientes como Michael Clayton (con George Clooney), Gran Torino (de Clint Eastwood) o Mi vida sin mí (de la española Isabel Coixet). Por cierto, los investigadores aseguran no haber visto que Hollywood trate el asunto de forma diferente al cine europeo o al independiente.

En el cine, el 64% de los enfermos de cáncer pertenecían a las clases media-alta y alta. Por tipos de tumores, los más frecuentes en las pantalla son el linfoma, los que afectan al sistema nervioso central (cerebrales) y la leucemia. En 21 de los filmes no se especificaba el tipo. Por último, en el 63% de los casos, la película acaba con la muerte del personaje enfermo.

Su trabajo también ha revelado que casos como el cáncer de mama, que tiene un gran impacto en las mujeres, están escasamente representados. Y, sin embargo, la leucemia, los linfomas y los tumores cerebrales, que son relativamente menos habituales en la realidad, copan el protagonismo en las películas.

Sin embargo, reconocen que el tratamiento de este mal ha mejorado en los últimos años y, a pesar de que la mayoría de los protagonistas mueran por exigencias del guión, los filmes cumplen una labor pedagógica a la hora de socializar el problema del cáncer.

El paso del tiempo sí ha ido mejorando el lado científico del cáncer en el cine. Los síntomas, los test de diagnóstico y los tratamientos tienden a estar basados en la vida real, en especial en la producción de los últimos 20 años, dice el estudio.