Para comer bien, San Sebastián, meca de la alta cocina

Es curiosa la carta de presentación que la Oficina de Turismo hace de San Sebastián: "Una pequeña ciudad de 183.000 habitantes, con una actividad cultural inusual para su tamaño". Y es cierto, pues reúne: un congreso gastronómico, 15 Soles Repsol, un Festival Internacional de Cine y otro de jazz (el Jazzaldía); además de conciertos y un imponente palacio de congresos (el Kursaal).

Gracias a su ubicación privilegiada se le conoce como “la Perla del Cantábrico”. San Sebastián está bañada por el mar, por lo que abundan las angulas, el bacalao, las anchoas, los chipirones, los centollos, las langostas, las sardinas, las merluzas y el bonito.

Con una variedad así de pescados y mariscos no es de extrañar que exista un extenso recetario de exquisitos platos. El marmitako (guiso de bonito con cebolla, pimiento verde y patata); la merluza a la vasca (con almejas, guisantes y espárragos); el bacalao con kokotxas; el txangurro a la donostiarra (centollo con cebolla, zanahoria y puerro). Además, el bonito encebollado, los chipirones en su tinta o el salmón al horno.

En el casco histórico de la ciudad, hay un amplio repertorio de alta cocina en miniatura. Las barras de los bares están repletas de bandejas con pintxos de las más variadas preparaciones y con los ingredientes más diversos; y son tan demandados que algunas webs han creado sus propias rutas (la de los clásicos populares o la deluxe, por ejemplo).

El punto dulce no falta en San Sebastián, gracias a sus bizcochos, la intxaursalsa (sopa dulce de nueces), la cuajada, la compota de manzanas, los canutillos de hojaldre o el pastel vasco (con crema pastelera).

Un acompañamiento ideal para los pintxos es un chacolí. De hecho, hay tres Denominaciones de Origen: D.O. Arabako Txakolina, D.O. Chacolí de Vizcaya-Bizkaiko Txacolina, y la D.O. Getariako Txakolina. Los vinos amparados por estas denominaciones se elaboran, fundamentalmente, con las variedades: Hondarrabi Zuri (blanca) y Hondarrabi Beltza (tinta).

El txacoli blanco es ideal para pescados y mariscos; mientras que el tinto armoniza muy bien con setas. Si la preferencia es la sidra, también la encontraremos en las mesas de San Sebastián.