Una carnicera preparando hamburguesas, una frutera pelando cebollas y ni una sola pescantina. Ése es el panorama que presentaba ayer a las cinco de la tarde la plaza de Lugo, y que se repite cada día desde que se inauguró como «mercado del siglo xxi» el pasado mes de julio. El horario vespertino no triunfa, y los placeros aseguran que nunca lo hará. «Por esta zona nunca verás a nadie con una bolsa de fruta del mercado, es un barrio de ricos», explican Marisa y Chelo, dos vendedoras de la plaza de Lugo.Los clientes, según ellas, son más tradicionales y prefieren mantener la costumbre de toda la vida de llenar la cesta de la compra por las mañanas. Los del pescado lo tienen muy claro. «Se levantan a las cuatro o cinco de la mañana; tienen que tener tiempo para descansar», afirma una limpiadora.
En el mercado de Elviña, inaugurado en mayo, sólo trabajan por las tardes diez placeros, la mitad de los que hay por las mañanas. Pese a todo, seguirán abriendo. «Atendemos otro tipo de clientela, sobre todo a mujeres trabajadoras», afirma Leonardo, un vendedor.
«Cuesta mucho adaptar a la gente a estos horarios; la plaza es de mañana»
Leonardo Tomé Placero del mercado municipal de Elviña
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