La edad de oro de la fotografía rusa, la variedad de estilos con la que acabó Stalin

  • Una exposición descubre la obra de 16 maestros soviéticos, entre ellos Alex Grinberg, Arkady Shaikhet y Sergey Lobovikov.
  • Los experimentos y la heterogeneidad de motivos y técnicas produjeron ejemplos pictorialistas, abstractos, modernistas...
  • Con la llegada de Stalin al poder, la fotografía se convirtió en instrumento propagandístico y el realismo social barrió la diversidad.
Foto de Arkady Shaikhet, uno de los fundadores del fotoperiodismo soviético
Foto de Arkady Shaikhet, uno de los fundadores del fotoperiodismo soviético
Arkady Shaikhet - Courtesy of Nailya Alexander Gallery, New York
Foto de Arkady Shaikhet, uno de los fundadores del fotoperiodismo soviético

Los años veinte del siglo XX fueron los más emocionantes de la fotografía rusa. Los experimentos de Alexander Grindberg exploraban la belleza del movimiento y del desnudo. Sergey Lobovikov retrataba la Rusia rural con procesos descubiertos en los albores de la fotografía, como el bromóleo, una mezcla de bromuro de plata y pigmentos al óleo que emparentaban cada instantánea con la belleza clásica de la pintura.

La galería Nailya Alexander de Nueva York expone hasta el 13 de octubre From Pictorialism and Avant-Garde to Socialist Realism: Russian Photography, 1908-1938 (Del pictorialismo y la vanguardia al realismo socialista: fotografía rusa, 1908-1938), una recopilación de los años dorados, con copias de la época, poco conocidas, de 16 maestros soviéticos.

Algunos adoptaban el modernismo que llegaba de occidente, los que continuaban explorando las técnicas de impresión seguían apostando por el pictorialismo. Vitoukhnovsky viajó por el país haciéndo retratos anónimos, Victor Bulla documentó manifestaciones en Petrogrado (actual San Petersburgo) que descubren el gusto por el lenguaje artístico de la vanguardia; Moisei Nappelbaum inmortalizó a revolucionarios, científicos y figuras de la cultura.

Grinberg, acusado de erotismo y condenado a trabajos forzados

La muestra también incluye fotos menos conocidas de carácter abstracto —como las de Mikhail Tarkhanov, que estudió junto a Vasily Kandinsky en Vjutemas, la prestigiosa escuela técnica y artística de Moscú— y destaca que los años veinte fueron también el nacimiento del fotoperiodismo soviético, con el trabajo de Arkady Shaikhet y Max Alpert.

La fotografía se convirtió pronto en el instrumento más propicio para la propaganda, con el auge del realismo socialista a partir de la década de los treinta, pero la popularidad del medio se volvió en contra de la variedad de estilos: el pictorialismo fue prohibido por su falta de contenido ideológico, los fotógrafos de vanguardia fueron tachados de formalistas que no tenían en cuenta la causa social en sus creaciones, Alexander Grinberg —por sus delicados estudios del cuerpo humano en movimiento— fue acusado de erotismo y condenado a trabajos forzados.

Las imágenes optimistas y glorificadoras de la figura de Stalin comenzaron a extenderse en las publicaciones y el cine soviéticos. La exposición se detiene también en el arte al servicio del líder comunista, con fotomontajes y diseños de pabellones para eventos ensalzadores de la nueva dirección que había tomado Rusia.

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