Las nuevas instalaciones, ubicadas en un edificio anexo al actual, contarán con 60 camas (las de ahora tienen espacio para 26 enfermos), distribuidas en tres salas de observación. Una de ellas se dedicará a pacientes semicríticos (los que requieren atención especial).

Para buena parte de los trabajadores y responsables sanitarios consultados por 20 minutos, inaugurar las nuevas urgencias durante las fiestas del Pilar es, sin embargo, un error. Consideran que a la carga de trabajo que conllevará realizar el traslado se unirá además la saturación del servicio que suele producirse durante los festejos. «Lo mejor habría sido esperar a los días posteriores al Pilar para evitar problemas», explican responsables del sindicato de enfermería, Satse.

La apertura del servicio se realizará de forma progresiva. En principio, los pacientes accederán por la entrada actual, donde se evaluará su dolencia y se determinará si se deben quedar en observación, si tienen que ingresar o si pueden irse a casa.

El traslado de los pacientes en observación se realizará el jueves y el viernes, de forma que durante el primer fin de semana de las fiestas los enfermos que vayan llegando serán ya ingresados en las nuevas instalaciones.

Los responsables sanitarios se quejan también de que la plantilla se quedará corta para atender el nuevo servicio y piden que se refuerce con personal fijo (el plan es adaptarla según las necesidades).

Más de 4.000 metros cuadrados

Las nuevas urgencias tendrán, cuando trabajen a pleno rendimiento, más de 4.000 metros cuadrados de superficie (las actuales rondan los 1.500). Allí se ubicarán, además de los boxes, las salas de observación y los despachos, un nuevo punto de atención continuada y otra consulta de enfermería para los pacientes menos graves, que servirán para descongestionar el servicio.