Bretón mantiene su versión del parque y le dice a su abogado que "no cambiará ni una sola coma"

La defensa le está "haciendo ver las contradicciones que pueden existir y los informes" que concluyen que en la hoguera hay restos humanos
José Bretón
José Bretón
EUROPA PRESS
José Bretón

José Bretón, el padre de Ruth y José, mantiene su versión de que perdió a sus hijos en el Parque Cruz Conde de Córdoba la tarde del 8 de octubre de 2011 y le dice a su abogado que "no va a cambiar ni una sola coma de sus declaraciones, ni van a salir de su boca confesiones de hechos que él no ha cometido jamás", después de que el juez le imputa ahora la supuesta comisión de dos delitos de asesinato con alevosía y la agravante de parentesco.

Así lo ha destacado a los periodistas este viernes el letrado de Bretón, José María Sánchez de Puerta, tras visitar a su cliente en el Centro Penitenciario de Alcolea (Córdoba) durante algo más de una hora.

En este sentido, el abogado ha comentado que Bretón mantiene una actitud "totalmente idéntica a la que ha prestado desde el primer momento", aún así, Sánchez de Puerta le está "haciendo ver las contradicciones que pueden existir y los informes", un total de tres que desvelan que los restos óseos de la hoguera de la finca de Las Quemadillas son de humanos, pese a un primer informe que concluía que eran de animales.

Así, Bretón, según su abogado, "se atiene a las declaraciones que ha prestado con anterioridad", además Sánchez de Puerta le ha dado los informes técnicos y le ha dicho que "se los estudie muy bien y ya preparará la declaración" de la tarde del próximo miércoles 12 de septiembre.

Al respecto, el letrado del padre de los niños estudia seguir su nueva línea de defensa solicitando un informe psiquiátrico sobre Bretón, entre otras pruebas, que pedirá después de que el juez haya levantado ya parcialmente el secreto de sumario, decretado la semana pasada.

"un auténtico horno"

En el auto, el juez argumenta que Bretón, "tras matar a sus dos hijos, lo más probablemente al llegar a la parcela", en Las Quemadillas, y sin que se pueda establecer la forma en la que lo hizo, "trató de hacer desaparecer sus cadáveres quemándolos en lo que diseñó como un auténtico horno o pira funeraria", sobre "un fondo de leña de olivo en forma más o menos rectangular", en la que supuestamente colocó "los cuerpos de los dos menores". Algo que, según el togado, está "demostrado empíricamente".

Asimismo, relata que "los cuerpos estarían posiblemente cubiertos por una sábana o cortinas de las que no se encontraron en los registros; muy probablemente José vertería importantes cantidades de gasoil sobre los cuerpos o sobre la leña, con miras a conseguir que la hoguera alcanzara elevadísimas temperaturas durante un prolongado espacio de tiempo". Cabe destacar que los agentes comprobaron en la investigación que Bretón compró unos 140 litros de gasoil antes de acudir a Córdoba el 7 de octubre.

Posteriormente, "sobre la pira, José colocaría la estructura metálica de mesa de forma rectangular que se encontró junto a la hoguera en el primer registro", y agrega que "la mesa serviría de parapeto, sobre el que posiblemente descansaría una especie de plancha o montículos que hicieran concentrar aún más el calor", con el fin de actuar, en palabras del juez, como si fuera "un horno".

Cuando Bretón calculó que "la incineración pudiera haber tenido finalmente lugar (el volumen de la ceniza y la existencia de ascuas impediría un análisis concienzudo) retiraría la mesa y el material utilizado de parapeto, consiguiendo de este modo, posiblemente con la ayuda de ropas sintéticas o simplemente por oxigenación provocada por la retirada de obstáculos, o manipulación de ascuas, que la llama se avivara en el entorno de las 17,14 horas". Precisamente, los técnicos del Infoca alertaron sobre esa hora de una columna de humo, procedente de la zona de la finca.

Al hilo de ello, el juez en su nuevo auto ha reclamado entre otras actuaciones que la Delegación Provincial de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente de la Junta emita un dictamen sobre la forma en la que pudo haberse producido la combustión de la hoguera, se explique la posible causa de que no se constatara su presencia por el Infoca hasta las 17,15 horas y los medios empleados para ello, el tiempo previsible y el grado de temperatura de la misma.

El régimen antisuicidio

Mientras, Bretón permanece en el Centro Penitenciario de Alcolea, donde "se le sigue aplicando el régimen antisuicidio", como recuerda su abogado, y añade que el juez le ha comentado que "con las últimas pruebas tan contundentes podría correr peligro la vida de Bretón".

Fuentes de Instituciones Penitenciarias detallan a Europa Press que Bretón "nunca" ha dejado de tener dicho régimen, aunque en algunas fechas se "flexibilizó" la seguridad, pero al tiempo se incrementaron teniendo en cuenta algunos incidentes, como el hecho de que se intentara autolesionar con una cuchilla en el antebrazo.

En concreto, Bretón cuenta con el acompañamiento continuo de un preso, que vigila y se turna con otros; además de las medidas de autoprotección y protección del resto de reclusos, para evitar incidentes.

En busca del adn

Por su parte, los agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) han recogido tierra de las inmediaciones de la hoguera, en la que se hallaron los restos óseos, que se analizan en estos momentos para comprobar si en realidad corresponden con los de los dos niños desaparecidos.

En concreto, los especialistas del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses han pedido estas muestras para intentar analizar las diferencias entre los sedimentos recogidos la semana pasada dentro de la hoguera y compararlos con los de los alrededores. Dicho instituto es el encargado de elaborar los dos informes solicitados por el magistrado del caso. El primero de ellos ya ha determinado que son restos humanos, y en el segundo, se trata de extraer el ADN.

Este trabajo ha contado con una dificultad añadida debido a que, como señalaban los informes realizados hasta la fecha, los restos fueron extraídos de una hoguera en la que se aplicó una plancha metálica que elevó la temperatura de las llamas a entre 650 y 800 grados. A esa temperatura es difícil conservar muestras de ADN.

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