"A los inmigrantes nos dan un trato inhumano, pero luego van a misa todos los domingos"

  • El pasado sábado entró en vigor la reforma sanitaria del Gobierno de Rajoy.
  • Ésta deja sin cobertura médica a los inmigrantes irregulares en España.
  • Julia, Mario y Violeta son solo tres de las miles de personas afectadas.
Violeta ya no tiene acceso a la tarjeta sanitaria, pese a que precisa apoyo psicológico.
Violeta ya no tiene acceso a la tarjeta sanitaria, pese a que precisa apoyo psicológico.
20MINUTOS.ES
Violeta ya no tiene acceso a la tarjeta sanitaria, pese a que precisa apoyo psicológico.

Una cubana, un paraguayo y una venezolana. Si las vidas de estos tres inmigrantes irregulares en España ya eran muy complicadas, desde este sábado, con la entrada en vigor de la reforma que los despoja de su tarjeta sanitaria, se sienten más "aplastados, perseguidos e indefensos" que nunca.

Julia tiene diabetes, hipertensión y glaucoma; Mario sufre una hernia que debe ser operada con urgencia; y Violeta necesita apoyo psicológico para soportar el "maltrato" que sufre en la casa en la que trabaja de asistenta doméstica interna. Los tres han preferido dar nombres falsos para este reportaje porque temen ser identificados y localizados. Estos son solo tres casos, aunque se calcula que los afectados son unas 153.000 personas, según Sanidad.

Los más perjudicados son los residentes en las comunidades que pretenden cumplir la normativa sin paliativos ni excepciones, es decir, en Aragón, Baleares, Canarias, Extremadura, La Rioja, Valencia, Castilla-La Mancha, Madrid y Cantabria.

Hace ocho años que Julia dejó Cuba y se trasladó a Palma de Mallorca para ayudar a su hija, que es madre soltera de dos niños. "La reforma entraría en vigor este sábado, pero en Baleares los inmigrantes irregulares estamos sin cobertura desde el mes de abril. Nos han dejado sin médico de cabecera, sin especialistas y también sin urgencias. En la televisión dicen que nos atienden gratis en urgencias, pero es mentira. En urgencias solo te atienden cobrándote por ello, al menos, 70 euros", explica esta mujer de 63 años, que toma seis medicamentos diarios.

En abril, el médico y la enfermera que la atendían en un ambulatorio mallorquín le dijeron que sentían mucho que se quedara sin cobertura porque en su caso era necesaria, pero que no podían hacer nada. "No los culpo, ellos defienden su puesto de trabajo, pero desde entonces me trato la diabetes con la medicación anterior y mi hija me compra los fármacos, porque ahora ya no tenemos el 40% de descuento", cuenta esta abuela coraje.

Aunque una asistenta social intentó hasta en cinco ocasiones tramitarle una tarjeta sanitaria para personas con bajos recursos, siempre le fue denegada. "Nos aprietan a los que tenemos más necesidades, a los ricos, no. Y el médico no es un lujo, es una necesidad. Todo se puede resolver menos la falta de cobertura sanitaria", se queja, desesperada.

También lo está Mario, que dejó su Paraguay natal en 1997 para trabajar en España. Y lo consiguió, pero con la mala fortuna de que desde la recogida de la fruta en Valencia de hace tres años sufre una hernia. " A través de Médicos del Mundo, conseguí que me vieran en un hospital público y el facultativo que me atendió me dijo que había que operar ya, pero ahora no tengo tarjeta sanitaria y el médico que me asignaron no me ha llamado", protesta.

La hernia le impide trabajar y hacer esfuerzos, pero sin un contrato de trabajo nunca conseguirá regularizar su situación y acceder a una tarjeta sanitaria para poder ser operado. Encerrado en esta espiral sin sentido, Mario sobrevive gracias a la ayuda de unos compatriotas que le prestan un "huequito" donde dormir. "Dicen que en las regiones donde gobiernan los socialistas, te atienden los médicos, pero yo no tengo fondos para irme a otra comunidad", se lamenta.

Pese a lo difícil de su situación, Mario asegura que no volverá a Paraguay hasta que las cosas le vayan bien. "Esto no debería pasar. Es increíble que en Europa suceda esto. En Sudamérica se atiende a los extranjeros a las mil maravillas. Todo el mundo debería tener acceso a un médico. Están persiguiendo a los inmigrantes, pero lo normal es que nos ayudásemos porque los hispanoamericanos y los españoles tenemos muchas cosas en común", afirma.

Violeta es un poco más crítica. "Los españoles emigraron mucho a Venezuela, pero ahora se les ha olvidado. Nos dan un trato inhumano, pero luego van a misa todos los domingos a darse golpes en el pecho", dice esta mujer de 43 años, que lleva casi tres en Madrid trabajando de asistenta doméstica interna en una casa.  "Cuido de un matrimonio de ancianos, pero el hombre, de 93 años, me maltrata psicológicamente y me intenta tocar los senos. Yo necesito un psicólogo para poder soportar esto, pero me lo han negado porque no tengo papeles", confiesa esta mujer, que está pagando con su sueldo mileurista los estudios universitarios de sus dos hijas en Venezuela.

"Me humilla continuamente, me dice que soy una india, que no entiende mi español y que los inmigrantes solo venimos a joder. Es muy cruel. No tengo horas ni días libres y solo puedo salir sola a comprar el pan", denuncia Violeta, que asegura que solo le faltan tres meses para cumplir los tres años de estancia en España y tramitar la documentación de residencia. "En abril fui a un ambulatorio madrileño y me dijeron que no tengo acceso a un médico de cabecera y, por lo tanto, tampoco a un especialista", explica esta venezolana, entre lágrimas.

Al quedarse sin sanidad pública, Violeta acudió a un centro ecuatoriano donde le facilitaron la asistencia de un psicólogo. "Me atiende los lunes a las ocho de la mañana, muy tempranito. A esa hora puedo escaparme porque los ancianos no se levantan hasta la diez. Es una bella persona y me ha dicho que la solución es salir de esa casa, pero, de momento, no tengo otro trabajo, y a mis hijas les faltan solo dos años de estudios. Me gustaría encontrar empleo en otra casa. Me iría a donde fuera, incluso a un pueblo. Estoy segura de que entre todos los españoles, hay gente buena", sostiene.

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