Ruiz-Mateos temía "palmarla" en el calabozo y cree que la jueza "es mala, un auténtico demonio"

  • Ruiz-Mateos, a su llegada detenido a los juzgados: "Me estoy muriendo"
  • El empresario ha pasado la noche en la Jefatura de Policía de Palma.
  • Tiene que prestar declaración ante la juez por un caso de estafa.
  • La jueza ya le puso en libertad la semana pasada por "razones humanitarias".
El empresario Ruiz-Mateos se dirige a los medios de comunicación, acompañado por una de sus hijas, tras abandonar los juzgados de instrucción de la capital balear, donde se ha acogido a su derecho a no declarar ante la juez de Palma María Pascual y ha salido en libertad.
El empresario Ruiz-Mateos se dirige a los medios de comunicación, acompañado por una de sus hijas, tras abandonar los juzgados de instrucción de la capital balear, donde se ha acogido a su derecho a no declarar ante la juez de Palma María Pascual y ha salido en libertad.
Montserrat T. Díez / EFE
El empresario Ruiz-Mateos se dirige a los medios de comunicación, acompañado por una de sus hijas, tras abandonar los juzgados de instrucción de la capital balear, donde se ha acogido a su derecho a no declarar ante la juez de Palma María Pascual y ha salido en libertad.

El empresario José María Ruiz-Mateos, quien ha quedado en libertad provisional tras acogerse a su derecho de no declarar ante la jueza que instruye la causa por una presunta estafa de 13,9 millones de euros en la compraventa de un hotel de Mallorca, ha asegurado que "esperaba palmarla" durante su arresto en los calabozos y ha manifestado que, debido a las condiciones en las que ha permanecido hasta su pase a disposición judicial, la próxima vez que le citen a declarar tendrán que llevarle "en camilla".

"Creía que me moría, sin agua para mis pastillas y sin comida", ha puesto de manifiesto a su salida de los Juzgados de Palma, rodeado de una treintena de cámaras y periodistas, ante quienes ha incidido en que todo ello ha sido "por culpa de la mujer más mala" que ha conocido en la vida, en referencia a la magistrada que por segunda vez ordenó su detención, María Pascual.

Unos improperios que ha proferido durante los más de veinte minutos que ha tardado en abandonar las dependencias judiciales hasta llegar a la calle, donde, acompañado por su hija Begoña y uno de sus abogados, Javier Álvarez Fernández, ha esperado durante otro largo rato la llegada de un taxi. Durante ese tiempo, el jerezano ha entrado en directo para varios programas nacionales ante la expectación de los ciudadanos que pasaban por allí.

"Esa tía es mala, un auténtico demonio y una criminal", ha proseguido el fundador de Nueva Rumasa, quien ha aludido de forma continua al "desprestigio de la Justicia gracias a magistradas como ella", lo que incluso ha llegado a trasladar a la propia jueza de refuerzo del Juzgado de Instrucción número 3 cuando ha comparecido en su despacho, si bien poco a poco le han instado a cesar en sus comentarios.

El encausado, visiblemente más demacrado de lo habitual, ha reservado asimismo palabras para Rumasa, manifestando que "pagará lo que debe" aunque ha culpado al presidente del Grupo Santander, Emilio Botín, de las deudas del 'holding' empresarial. Tras ello, tanto Ruiz-Mateos como su hija y su letrado se han introducido finalmente en un taxi, dejando atrás el cúmulo de periodistas congregados a las afueras de los Juzgados.

Segunda detención en una semana

Ruiz-Mateos fue detenido este martes por la mañana en su domicilio de Somosaguas en aplicación de una orden de la juez de Palma y tras su paso por la comisaría de Pozuelo de Alarcón (Madrid) y un centro de salud, donde fue sometido a un reconocimiento, fue trasladado a Palma en avión.

El empresario ya fue arrestado la mañana del pasado miércoles día 22 y pasó todo el día en la misma comisaría de Pozuelo, en cumplimiento de una anterior orden de detención que dictó la jueza para asegurarse su presencia el jueves 23 en su tercera citación por la misma causa, una supuesta estafa en la compra de un hotel en Mallorca.

Finalmente y de madrugada, la jueza le puso en libertad por "razones humanitarias", aunque con la obligación de comparecer al día siguiente en el Juzgado, al que no acudió alegando problemas de salud.

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