La artista belga Liesbet Bussche transforma el mobiliario urbano en piezas de 'joyería callejera'

  • Siembra las ciudades con enormes pendientes, colgantes y collares.
  • Los elementos urbanos, dice, usan los mismos patrones de diseño que las joyas: cadenas, cilindros, pedestales, peanas...
  • Quiere dar un toque de "sinsentido" al escenario de la ciudad.
Dos bolardos convertidos en pendientes por Liesbet Bussche
Dos bolardos convertidos en pendientes por Liesbet Bussche
Liesbet Bussche
Dos bolardos convertidos en pendientes por Liesbet Bussche

Donde los demás vemos dos enormes bolardos cilíndricos de piedra para limitar la entrada a un garaje, ella ve un par de potenciales pendientes. En las cadenas que limitan espacios al tránsito peatonal, posibles collares. Liesbet Bussche quiere sembrar las ciudades de joyería callejera.

La artista belga, nacida en 1980, está convencida de que los elementos del mobiliario urbano utilizan los mismos patrones de diseño que el diseño de joyas: eslabones, peanas, cilindros, pedestales... Tras estudiar cine y trabajar como periodista en televisión, Bussche decidió llevar a la práctica su idea.

"Simples y directas"

Desde 2009 tiene un taller de joyería en Amsterdam (Holanda) y se dedica a hacer intervenciones de arte callejero en las que aplica sus técnicas artesanas para modificar el aspecto, con frecuencia adusto, del mobiliario urbano. La mueven sus dos grandes pasiones, "las ciudades y la joyería" y pretende hacer piezas "simples y directas" pero que, al mismo tiempo, contengan "muchas capas": la ruptura de los axiomas preconcebidos, por ejemplo, sobre lo que debe ser la decoración metropolitana.

Quiere que sus obras den un toque de "sinsentido" al paisaje urbano y dice estar inspirada por una afirmación de Alicia en el País de las Maravillas: "Si tuviese un mundo de mi propiedad, todo sería una tontería. Nada sería lo que es, porque todo sería lo que no es. Y al contrario, lo que es, no sería y lo que no sería, sería".

Intimidad y escala

"Añadiendo algo, cambiando los materiales o desarrollando nuevos elementos [al mobiliario urbano] estoy creando nuevas imágenes, examinando la relación entre la ciudad, los habitantes y el contexto, así como la intimidad, la extroversión y la escala", afirma.

También le interesa buscar respuestas a algunas preguntas. "¿Qué es la joyería?, ¿es algo íntimo y personal o tiene otros valores?, ¿dónde están sus límites?", enumera desde la certeza de que ella misma sólo usa un pequeño anillo de plata y que aún conserva en su interior cierta "rebelión" hacia las joyas, por las que siente "una mezcla de atracción y repulsión".

Lo más difícil a la hora de llevar a término sus instalaciones es la experimentación con nuevos materiales, el trabajo de soldadura y la parte eléctrica (necesaria para los collares iluminados, por ejemplo). "Los problemas vienen siempre al aumentar los objetos de tamaño, cómo conservar el mismo poder y aspecto que tenían cuando eran pequeñas joyas".

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