Los escritores, molestos con la Ley de Propiedad Intelectual porque "sólo favorece a las tecnológicas"

La Asociación Colegial de Escritores (ACE) criticó este lunes la reforma de la Ley de Propiedad Intelectual (pdf), al entender que el nuevo marco legal "deja en posición de precariedad a los autores", puesto que "sólo favorece a las empresas dedicadas al negocio de las nuevas tecnologías".

Juan Mollá, escritor y presidente de la asociación, se refirió así a la reforma de la citada ley, que entró en vigor en julio y que extiende el canon por copia privada a los soportes digitales.

Mollá indicó que "el mercantilismo está metiéndose de lleno en los derechos del autor, desequilibrándolos, limitándolos y restringiéndolos", y afirmó que los escritores tienen que vivir de acuerdo "con una legislación en la que ni hemos participado ni se nos ha consultado".

"Parece que a esta ley sólo le interesase la explotación comercial de las obras, sea cual sea su soporte, y no los derechos de los autores", subrayó Mollá.

Asimismo se refirió a la regulación, "confusa y mal redactada", que establece la ley de los resúmenes de prensa, ("press clipping"), de forma que se reconoce el derecho de cita para la recopilación periódica en forma de reseña pero no para su explotación comercial, y se preguntó "quién y bajo qué criterio va a establecer qué es y qué no es derecho a citar".

Piratería: muy negativa para el autor

Por su parte, el escritor Antonio Gómez Rufo habló sobre las consecuencias de la piratería, "muy negativas tanto para el autor como para los editores y para los distribuidores a corto plazo", pero "muy positivas para el lector y la sociedad en general", ya que las nuevas tecnologías "pueden fomentar la lectura, acrecentar el nivel cultural de la población y aumentar la popularidad de los escritores", subrayó.

"La industria editorial debe darse cuenta de las posibilidades que ofrece Internet en lugar de intentar rechazarlas", dijo Gómez Rufo, quien recalcó que el mundo del libro "no puede estar de espaldas a la realidad".

Según el escritor madrileño, autor de obras como El último goliardo (1984) o El secreto del rey cautivo (2005), "mientras que las industrias musicales y cinematográficas ya se están preparando", las librerías y empresas editoriales "no pueden pararse y ver, en un futuro, cómo las obras se digitalizan y se distribuyen prácticamente gratis a través de la red".