Lisboa, ciudad de los sentidos (II)

  • En el Parque de las Naciones está la zona de la Expo, el Oceanário y el teleférico.
  • El viaje en tranvía es indispensable; no dejes de subir en el nº28.
  • En Belém, en las afueras, veremos el Mosteiro dos Jerónimos y la Torre de Belém.
La Torre de Belem, junto al Tajo, en las cercanías de Lisboa.
La Torre de Belem, junto al Tajo, en las cercanías de Lisboa.
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La Torre de Belem, junto al Tajo, en las cercanías de Lisboa.

Seguimos nuestra ruta por Lisboa, una ciudad heredera de un pasado glorioso. Sin embargo, con dar cuatro pasos nos toparemos con otra ciudad: la moderna y vanguardista ciudad de la Expo. Lisboa nos permite visitar dos ciudades en una.

Segunda mañana

10.00 h – Parque de las Naciones, La cara vanguardista de la ciudad

Después de caminar todo un día por la Lisboa histórica, parece mentira que en tan pocos metros puedan convivir calles estrechas, tranvías casi centenarios y  monumentos  medievales… con una construcción tan moderna y vanguardista como el Parque de las Naciones.

A orillas del Tajo se levanta la metrópoli moderna y vanguardista, vayamos hasta,  como los lisboetas llaman, Parque das Nações y demos una vuelta por la zona de la Expo. Visitar el Oceanário  más grande de Europa (ideal si vamos con los niños) y coger el teleférico que va desde éste hasta la Torre Vasco da Gama, famosa por su forma de vela, son dos alternativas muy recomendables. Las vistas sobre el río y el parque son espectaculares y resulta un escenario muy romántico para las parejas.

No debemos olvidar las zonas verdes, como los Jardines del Agua, el Jardín García de Orta o el Jardín de las Olas, el Parque Tejo (extensa franja a orillas del río donde está el "skate park") y el Bowling Internacional de Lisboa. El gran recinto también posee bares, restaurantes, terrazas, siempre en contacto con el río, así como un anfiteatro al aire libre, la Plaza Sony, donde puede asistir a espectáculos en vivo o en pantalla gigante.

12.00 h - Paseo en un tranvía histórico de la ciudad

La Lisboa vanguardista también es espectacular y bien merecía una visita, pero ahora volvamos a su parte histórica. Si salimos de la zona de la Expo, cogemos la Avenida Infante Dom Henrique hasta la Praça do Comercio y de allí subimos por la Rúa do Prata hasta la Praça do Rossio, donde nos montamos en uno de los tranvías más históricos de la ciudad, nº28 para subir al Miradouro do São Pedro.

El viaje en tranvía, indispensable, será otro de los momentos memorables de nuestro paso por Lisboa. Intentemos coger un tranvía histórico en lugar de los modernos. Sus interiores de madera y el ímpetu con que suben y bajan las cuestas son toda una experiencia para el que se monta en ellos por primera vez.

Una vez arriba, disfrutaremos de nuevas vistas privilegiadas de la ciudad y podremos comprobar algunas de las características tradicionales de la ciudad: los tejados rojos construidos con tejas de barro, los azulejos de las terrazas y de los balcones, y el encalado de los edificios. Este paisaje solo se puede ver en Lisboa y es la firma de esta ciudad.

Nos resultará útil saber que los tranvías forman parte de la red Carris. Para usar todos los medios de transporte que forman esta red, lo más cómodo es comprar la Tarjeta 7 Colinas. Su precio es casi la mitad del billete sencillo de un solo uso y es recargable.

Segunda tarde

14.00 h - ¡A comer!

Comeremos en Barrio Alto. Vamos a acercarnos al número 57 de la Rua da Atalaia y pediremos mesa en Pap'Açorda. Se trata de un exclusivo restaurante donde te reciben con una copita de champán y te tienden con muchísima amabilidad. Si queremos algo más asequible, podemos dirigirnos a cualquier tasquinha de las muchas que hay en el barrio y comernos un plato a base de bacalao; un plato obligatorio en Lisboa.

16.30 h – La Torre de Belém y los Jerónimos

Antes de despedirnos de Lisboa, iremos hasta el barrio de Belém, situado al oeste del centro de la ciudad, siguiendo la senda del Tajo. Para llegar hasta allí, podemos coger el tranvía nº15 en el intercambiador de la céntrica Praça do Comerço y bajarnos cuando veamos la silueta del enorme Mosteiro dos Jerónimos. Este monumento fue financiado con los tesoros traídos de las colonias de ultramar.

El rey Manuel I encargó la construcción del famoso monasterio para celebrar el descubrimiento de la ruta marítima de Vasco de Gama. La gran explanada que le precede es de una inmensidad sorprendente. De hecho, nos llevará un buen rato contemplar su impresionante fachada orientada al Tajo. De esta fachada cabe destacar la puerta de entrada, llamada Portada del Mediodía.

Otra de las joyas imprescindibles de este barrio es la Torre de Belém: un espectacular monumento de 35 metros de altura que en un principio cumplía tareas defensivas, pero que con el tiempo se utilizó como aduana, faro y prisión. Su presencia deja con la boca abierta.

18.00 h - Los famosos pastelitos de Belém

En Belém es muy tradicional entre los lisboetas pasear comiendo unos pastelitos muy especiales. Si lo vemos, no nos debe sorprender, sino que debemos probarlos. Y es que, a pocos metros del monasterio, encontramos la famosa pastelería de Belém (Pasteis de Belém).

Aquí, desde 1837, hacen unas tortitas de unos 10 cm de diámetro rellenas de crema y espolvoreadas con canela que, hoy en día, ya han conseguido fama internacional. Comer un par o tres de ellos, acompañados de un chocolate caliente, es la mejor despedida posible de nuestras inolvidables 48 horas en Lisboa.

Seas como seas, tenemos un plan para ti

  • Para los sofisticados
    Para los noctámbulos más elitistas, recomendamos una velada en la discoteca Lux  –propiedad del actor John Malkovich–, situada en la Avenida Infante Dom Henrique. Tiene unos interiores y una terraza espectaculares para vivir una noche de lujo inolvidable.

    Visitar el Centro Cultural de Belem  (Praça do Império) y el Museo Gulbenkian  (Avenida de Berna, 45) será vital para los que quieran estar más al día de la “movida” cultural lisboeta. Ambos son, por calidad y programación, los dos centros más punteros de la capital.  
  • Disfrutar del relax
    El Spa Acqua Spa Acqua  (Av. D. João II, Parque das Nações), situado en las afueras de la ciudad, es un espacio intimista dedicado a los que quieran experimentar sensaciones de relax total. Sus tratamientos medicinales buscan el siempre difícil equilibrio entre cuerpo y mente. Quien tenga curiosidad por ver si lo consiguen, no se arrepentirá.
  • Para los más aventureros
    La playa de Guincho se encuentra a tan solo 10 minutos de Lisboa y es escenario de competiciones internacionales de windsurf y surf. Los más aventureros pueden alquilar tablas y tomar clases de iniciación en estas modalidades. También pueden practicar el parapente desde las rampas de salto construidas en los acantilados.
  • Para amigos
    Si vais con la tropa a Lisboa, no dejéis de consultar el cartel de los conciertos que se realizan en el Parque da Bela Vista un anfiteatro natural de dimensiones enormes situado en la Avenida Gago Coutihno en las afueras de Lisboa. Allí han tocado Roger Waters, Madonna y Carlos Santana, entre otros.

    Pasearse por la Feira da Ladra (Campo de Santa Clara, en el barrio de Alfama) será otra actividad ideal para hacer con los amigos. Este es el mercadillo más importante de la ciudad (abierto los martes y sábados de 9h a 18h) y en él podemos encontrar de todo (antigüedades, libros, ropa, cuadros, artesanía, música…) a buen precio. Muy recomendable.
  • Para familias
    El jardín zoológico de Lisboa  (Estrada de Benfica, 160) es ideal para ir en familia. Allí los más pequeños verán cómo dan de comer a los leones marinos, podrán asistir al espectáculo de la bahía de los delfines e incluso podrán montar en un teleférico. Será una propuesta muy divertida y recomendable.
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