Es posible definirle o al menos acercarse a su pensamiento citando tres de sus afirmaciones, ninguna de ellas culpable de dogmatismo, el vicio que más rechazaba. Una: "Si algo es aburrido durante dos minutos, inténtalo durante cuatro. Si todavía es aburrido, ocho. Luego dieciseis. Luego treinta y dos. Llegarás a darte cuenta que no es aburrido en absoluto". Dos: "Es mejor componer una pieza musical que tocarla. Es mejor tocarla que escucharla. Es mejos escucharla que reducirla a distracción, diversión o adquisición de cultura". Tres: "Cuando separamos la música de la vida llegamos al arte".

De John Cage (1912-1992) se celebran este año dos efemérides: el centenario de su nacimiento, en Los Ángeles (EE UU), y los 20 años de su muerte, de un ataque al corazón mientras preparaba un té de media. Entre uno y otro momento, durante sus 80 años en el mundo, fue uno de los músicos más importantes del siglo XX —pionero de la música aleatoria y electrónica, de los instrumentos preparados, del uso del azar y el I-Ching para componer complejísimas y bellas obras—.

Los homenajes a Cage se expanden desde que comenzó 2012. Para lo que queda de año hay programados casi cien y es más que posible que se organicen más. Los hay de todo tipo, desde humildes recitales de agrupaciones o solistas que veneran al músico libérrimo, humilde e inteligente, hasta el tremendo 365 Tage Cage de la Akademie Der Küntse de Berlín (Alemania), con recitales y conferencias durante cada uno de los 365 días del año.

Un par de museos europeos se ha unido al homenaje colectivo con sendas exposiciones sobre el impacto de Cage en las artes visuales. En el MdM de Salzburgo (Austria) está en cartel hasta el 7 de octubre Cage und... Bildender Künstler - Einflüsse, Anregungen (John Cage y... Artista visual - Influencias, impulsos).

La exposición reúne dibujos y pinturas de Cage —que practicó el arte plástico con fervor desde 1930— y las exhibe con piezas de sus amigos e inspiradores, entre ellos Marcel Duchamp, Nam June Paik y Robert Rauschenberg, Paul Klee, Wassily Kandinsky y László Moholy-Nagy. Cage llegó a organizar exposiciones en los EE UU de algunos de estos artistas, a los que introdujo por primera vez en el país.

Un poco más al oeste del continente, en los muelles de Rotterdam (Holanda), la obra de Cage es reinterpretada este verano, hasta el 30 de septiembre, por el artista Sarkis usando los cinco mil meros cuadrados de un antiguo hangar para submarinos. En el lugar un conjunto de 43 campanas interpretará la pieza de Cage Litany for the Whale.