Sirios en España: "Hemos perdido familiares, es totalmente inhumano lo que vivimos"

Un grupo de refugiados sirios, que huyeron de la violencia en su país, haciendo cola en la frontera siria con Turquía, en Hatay. Hasta ahora han muerto en el conflicto más de 200.000 personas y se han convertido en refugiados más de 3.000.000. En total, seis millones de desplazados.
Un grupo de refugiados sirios, que huyeron de la violencia en su país, haciendo cola en la frontera siria con Turquía, en Hatay. Hasta ahora han muerto en el conflicto más de 200.000 personas y se han convertido en refugiados más de 3.000.000. En total, seis millones de desplazados.
EFE
Un grupo de refugiados sirios, que huyeron de la violencia en su país, haciendo cola en la frontera siria con Turquía, en Hatay. Hasta ahora han muerto en el conflicto más de 200.000 personas y se han convertido en refugiados más de 3.000.000. En total, seis millones de desplazados.

Los ciudadanos sirios residentes en España viven con angustia y desasosiego el conflicto en su país, que sin apenas ayuda de la comunidad internacional se enfrentan al ejército de Bachar al Asad con la esperanza de que, en breve, caiga el régimen que encabeza.

Desde que en marzo de 2011 comenzaran las protestas en el país asiático, han muerto alrededor de 17.000 personas, según cifras del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

La comunidad internacional no ha jugado bien su papel en Siria, donde confluyen intereses de Rusia, China e Irán, y el Consejo de Seguridad de la ONU "ha dado más plazo al régimen para que siga asesinando" gracias al veto de Rusia y China, explica el presidente de la Unión de Sirios en España, Nasser Oumer.

Además, la ayuda humanitaria de "quienes se hacen llamar amigos de Siria, ha llegado muy tarde" y, en algunos casos, "ha sido inexistente", recuerda.

Esperan la caída del régimen

Desde España, el pueblo sirio vive con desasosiego el transcurso de los acontecimientos, algunos se muestran optimistas y creen que en poco tiempo el régimen caerá.

"Llevamos diecisiete meses pegados al ordenador, al teléfono, viendo lo que está pasando en nuestro país", comenta Ussama Jandali, miembro de la Plataforma de Apoyo al Pueblo Sirio en España.

Jandali dice pensar últimamente en positivo tras conocer la noticia de la muerte de la cúpula militar del gobierno sirio. "Es la antesala de lo que esperábamos desde hace tiempo, que es la caída de los Asad" y así dar comienzo a una "nueva era en Siria", para que "avance hacia la democracia", apostilla.

En este sentido, Oumer espera que todo termine cuanto antes, ya que el régimen está "muy debilitado" y es "su último suspiro", una señal bastante clara, según sus palabras, de que "ya le queda poco".

Con respecto a la reciente muerte de algunos representantes del gobierno sirio, Oumer explica que "esto hace un mes era impensable" y que tiene esperanzas de que estén ya cerca del presidente, puesto que no hay día en que no mueran centenares de personas.

"Hay muchos sirios en España que han perdido familiares cercanos y amigos, es totalmente inhumano lo que estamos viviendo", señala.

Oumer, lleva varios días sin hablar con su familia y las noticias que le llegan son "estremecedoras". "No hay un barrio, no hay una casa —asegura— donde no haya niños asesinados y mujeres violadas".

Incertidumbre en Siria

Sin embargo, el sentimiento en Siria sobre la situación actual no es positivo, no creen que Bachar al Asad abandone el poder, "sienten odio contra él y toda su familia" y "desean que acabe como Gadafi", relata la periodista freelance Mayte Carrasco, que se encuentra en Homs, uno de los bastiones de la oposición.

Los rebeldes tocaron el anillo de seguridad del régimen sirio hace unos días asesinando al ministro de Defensa, Daud Abdelá Rayiha y al viceministro de Defensa, Asef Shaukat, pero lo cierto es que "aún quedan meses de lucha, de resistencia y dolor", augura otro periodista que se encuentra en la misma ciudad, Antonio Pampliega.

"Aquí nadie celebra nada porque no hay nada que celebrar", sentencia. "Están sufriendo mucho, la violencia está presente en todo el país", cuenta, por su parte, Carrasco, quien lamenta: "Aquí ya no preguntan a quién has perdido de tu familia, sino a cuántos".

El pueblo sirio se mueve entre la incertidumbre y la esperanza, a la espera de lo que pueda suceder en su país, con las cadenas de noticias del mundo árabe sintonizadas y, "expectantes" de lo que ocurre en Damasco y Alepo, "quieren que acabe este baño de sangre", comenta Pampliega.

A medida que avanza la guerra los ciudadanos ven más difícil abastecerse de comida, electricidad y agua, muchos sirios han comenzado a huir de las poblaciones cercanas a Homs, donde las aldeas se están convirtiendo en "auténticas ciudades fantasmas", explica Pampliega.

Según Carrasco, los habitantes que quedan, unos 10.000, colaboran grabando la represión, combatiendo, ayudando a salvar vidas en el hospital, cosiendo uniformes del Ejército Libre Sirio, acudiendo a los funerales diarios. Es una manera de evadirse de la lluvia incesante de bombardeos.

"El azar decide porque —señala— solo hay casas bajas, muy vulnerables y la gente se refugia en los sótanos de las escuelas y construye búnkers a toda prisa".

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