Como las otras doce puertas del antiguo cinturón amurallado de la Isbiliya hispanomusulmana, la Puerta del Osario es un hervidero de vida. Aquí se dan la mano las inconveniencias de la gran ciudad con la tranquilidad de otra urbe más cercana, de casas encaladas y sombras estrechas.
En este meollo, guiris que pasaban por allí, los que van o salen del centro, y muchos vecinos del barrio paran sin más a comer coquinas. Buenísimas, de la Isla, con mucho ajito frito, en aceite de oliva virgen de calidad y pan tierno para mojar.
Montaítos calientes
El bar tiene varias mesas en la calle y puedes tapear al sol, tranquilamente, gambas frescas al ajillo, tortilla de patata al whisky o algún montaíto, calientes, como el de roquefort, bacalao, foie de pato o lomo ibérico. Los montaítos cuestan 1,80 y el plato de coquinas, 6.90 euros. Sale mucho de su cocina el cóctel de mariscos, una tapa fresca con muchos adictos, pero, sobre todo, lo que más sale son sus caracoles y cañaíllas, por las que ya están al acecho. Nos dijo el dueño que aunque ya hay caracoles en algunos bares, hay que esperar a que pase abril para que estén de muerte.
Es un bar muy apropiado para comer y seguir de paseo, por el día, de compras, y por la noche, para iniciar la ruta nocturna del centro.
Tomanota
Donde * Bar Casa Eme. Puerta Osario, 5. Abre de 12.30 a 16.30 horas; por las tarde, a las 20 horas. Descansan los miércoles.
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