Confitería Almarza destaca el éxito de sus 'yemas' y 'paciencias' y apuesta por las nuevas 'Zarrón'

Los propietarios de la Confitería Almarza, ubicada en la localidad soriana de Almazán, han destacado el éxito de sus 'yemas' y 'paciencias', los dulces típicos de la villa adnamantina que elabora esta casa desde el año 1820.
Imagen de la propietaria de la confitería con sus productos estrella
Imagen de la propietaria de la confitería con sus productos estrella
CONFITERÍA ALMARZA
Imagen de la propietaria de la confitería con sus productos estrella

Los propietarios de la Confitería Almarza, ubicada en la localidad soriana de Almazán, han destacado el éxito de sus 'yemas' y 'paciencias', los dulces típicos de la villa adnamantina que elabora esta casa desde el año 1820.

En concreto, las 'yemas' están elaboradas a partir de yema de huevo fresco y azúcar que se amasa a mano, corta y redondea con forma de huevo al estilo de las yemas de Santa Teresa de Ávila pero con un baño de azúcar por fuera tipo glaseado, lo que las confiere una textura "muy suavecita" por dentro y dura por fuera.

Por su parte, las 'paciencias' se elaboran con clara de huevo, azúcar, harina de trigo y un toque de limón. Tiradas a manga una a una y con el calor del horno se consiguen unas pastas pequeñas, doradas y duras que hay que consumir a modo de caramelo, de ahí la denominación del dulce que hace referencia también a la paciencia que se emplea para preparar estas particulares pastas.

Además, Celina Almarza y Santiago López, el matrimonio que regenta en la actualidad la Confería Almarza, ha significado la aceptación de su nueva pasta 'Zarrón', un producto que crearon hace un año en exclusiva y al que han puesto el nombre de uno de los personajes que acompañan a San Juan Bailón en conmemoración de la fiesta popular que se celebra en Almazán cada 17 de mayo.

Elaboradas con mantequilla, coco, canela y aceite de oliva, los zarrones son unas pastas que "han gustado mucho a la gente" que ya las identifica por su propio nombre y que han permitido que se oiga un poco más las referencias a Almazán y al Zarrón.

Celina Almarza ha destacado asimismo la buena acogida de sus pasteles y tartas, como es el caso de 'La Costrada', una tarta de hojaldre rellena de crema pastelera y nata que se ha convertido en otro de los "productos estrella" de la pastelería adnamantina que se vende hasta el Barcelona.

Esta confitería elabora además otros productos de bollería y repostería como los roscos o 'inciertos', sobadillos con manteca de cerdo, mantecadas a partir de mantequilla de Soria, bizcochos de Soletilla, pan de leche y pastitas de coco a los que se suman en su tiempo los Panecillos de San Antón, las Roscas de San Blas, las Tortas de Jueves Lardero, las Virutas de San José, los Buñuelos y Huesos de Santo y turrones y los roscones de Reyes.

Yemas y paciencias fuera de soria

La mayor parte de la producción se vende en la propia pastelería adnamantina, con excepción de las 'yemas' y, sobre todo, de las 'paciencias' cuya mayor aceptación y demanda ha hecho que Confitería Almarza venda estos dulces típicos en pequeñas tiendas tipo delicatessen de Soria, Madrid, Zaragoza, Galicia e, incluso, Sanlucar de Barrameda.

Según ha admitido Celina Almarza, han recibido propuestas de personas que quieren vender los productos de esta confitería en otros puntos de España, si bien ha repostera ha descartado esta posibilidad, de momento, ante las limitaciones del obrador. "Somos pequeños y no damos abasto", ha admitido Almarza, que ha explicado que todos sus productos están elaborados a partir de un proceso "muy manual" y "muy artesano".

Celina Almarza ha significado además la calidad de la materia prima con la que elaboran las pastas, dulces y bollos, procedente mayoritariamente de productores de la zona como la harina, el azúcar, la mantequilla o la leche.

Adscrita al sello de calidad Tierra de Sabor y a la Asociación Artesanos Alimentarios de Castilla y León, la confitería ha reconocido que ambos distintivos permiten diferenciar sus productos de los elaborados por otras firmas con reconocimiento expreso al uso de materias primas "de calidad" y "sin aditivos ni conservantes".

Fundada en el año 1820 por Salvador Canuto González de Villambrosio, casado a su vez con María Almarza, esta confitería es una empresa familiar que ha alcanzado ya la tercera generación directa (abuelo, padre e hija) y la séptima generación indirecta (primos, tíos y sobrinos).

Esta empresa comenzó como chocolatería, cerería y pastelería, un negocio que se ha mantenido prácticamente igual hasta la fecha, si bien la confitería, conocida como 'La casa de las yemas', ya no fabrica las velas aunque las sigue vendiendo para mantener la tradición.

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