El escritor Ramón Irigoyen reúne en un libro todos sus cuentos sobre sexo, religión y fútbol

  • En ellos el autor aborda la "trágica realidad" desde el humor, a veces, casi negro.
  • 'Cuentos reunidos (1991-2012)' recopila los 29 relatos hasta ahora escritos por el también poeta.
  • El autor admite que aspira a que libros como los suyos tengan cierta inmortalidad.
De los veintinueve cuentos incluidos en la obra, veintiuno tratan temas de amor y sexo en una amplia variedad de circunstancias.
De los veintinueve cuentos incluidos en la obra, veintiuno tratan temas de amor y sexo en una amplia variedad de circunstancias.
rafaelmontesinos.blogspot.com
De los veintinueve cuentos incluidos en la obra, veintiuno tratan temas de amor y sexo en una amplia variedad de circunstancias.

Amor, sexo, religión y fútbol son los ingredientes básicos que Ramón Irigoyen incluye en sus cuentos, en los que aborda la "trágica realidad" desde el humor, en ocasiones negro, con la intención de que el lector "sonría y, a veces, se ría".

Cuentos reunidos (1991-2012), editado por Pigmalión, recopila los veintinueve relatos que ha escrito hasta el momento Irigoyen, en los que siempre sus modelos son los clásicos.

Autor de dieciséis libros y traductor del griego antiguo y moderno de otras quince obras, en los cuentos de Irigoyen se entremezclan citas en latín y eruditos comentarios con explícitas referencias sexuales en su forma más descarnada, combinación que rodea con un humor irreverente.

"¿Qué si soy un transgresor? Depende de con quien me comparen", sostiene Irigoyen, que se considera, por otra parte, un escritor "ultraexigente" consigo mismo.

Esta exigencia se traduce en que sus textos estén "trabajadísimos" de tal forma que, en los veintiún años transcurridos desde que escribiera los primeros cuentos, al reeditarlos no haya tenido que tocar "ni una coma".

Su primer cuento, Una novia antigua, fue reescrito por el autor ocho o diez veces antes de ser publicado y, por eso, no ha tenido que retocarlo para las ediciones posteriores.

Si siguen haciendo reír están bien escritos

La mejor forma de saber que esos cuentos estaban bien escritos, explica, es que cuando los lee ahora le siguen haciendo reír.

Consciente del efímero auge de los libros aupados por campañas de publicidad que desaparecen pronto de las librerías para dar paso al siguiente boom de ventas, el autor aspira a que libros como los suyos tengan cierta "inmortalidad", sin renunciar a que se vendan "bien".

De los veintinueve cuentos incluidos, veintiuno tratan temas de amor y sexo en una amplia variedad de circunstancias: el amor y el deseo sexual en la infancia y adolescencia, el noviazgo tradicional, el matrimonio, la promiscuidad sexual, la homosexualidad e incluso la zoofilia.

Crítico con la Iglesia

En muchos de ellos está presente la crítica a la Iglesia católica porque, recuerda el autor, "la conozco como si la hubiera parido". Y es que Irigoyen se considera una "víctima" de la Iglesia por su paso por el seminario en el que sufrió, dice, "un envenenamiento de cerebro", del que se liberó, como reacción, a través de la lectura del marqués de Sade.

Irigoyen distingue dos tipos de escritores: "los afiliados a la desgracia", y esos otros, entre los que se incluye, que "viendo las crudas realidades del mundo" se distancian y hacen chistes "sobre lo trágico". Un tipo de escritores entre los que figuran, asegura, Aristófanes, Cervantes o Mark Twain. "Se trata de divertir al lector, de buscar su sonrisa y, si se puede, también su risa", concluye.

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