El hasta ahora director de la fábrica de Solvay en Torrelavega, José Luis Zárate, que se jubila tras 16 años al frente de la misma, ha asegurado que el futuro de la planta "está más que garantizado" e, incluso, confía en que ésta se desarrolle "aún más".

En una entrevista en Radio Nacional de España, Zárate ha opinado que este desarrollo de esta fábrica torrelaveguense, llegará de la mano de determinados productos en los que tiene "ventaja competitiva" respecto a otras plantas del Grupo Solvay, como la denominada 'Soda Solvay' (carbonato de sodio) o los bicarbonatos sódicos con "utilizaciones nobles", que le dan un futuro "muy, muy esperanzador".

Ha subrayado que la planta de Torrelavega es la segunda más grande que el Grupo tiene en Europa y "una de las más competitivas", con una producción "tan eficiente", tanto en coste como en calidad", en sus productos que le permite exportarlos a países "muy lejanos y ser competitivos" en esos mercados.

En la entrevista, Zárate ha hecho un repaso a su trayectoria profesional de 38 años en Solvay, sobre todo desde que en 1996 fue nombrado director y se hizo cargo de una fábrica que, según ha reconocido, ha cambiado.

Fundamentalmente, este cambio ha llegado, según ha dicho, tanto en lo técnico —un aspecto en el ha evolucionado de manera "bastante importante" convirtiendo a la planta torrelaveguense en una de las que cuenta con "los medios tecnológicos más modernos" y "de las más competitivas" de Europa—, como en su capital humano, dentro del que se ha potenciado un "rejuvenecimiento de la plantilla" o en otros aspectos, como el medioambiental, en el tiene "los deberes hechos", o en el de la mejora de la comunicación, áreas en las que, a su juicio, se ha avanzado.

Al ser preguntado por el "secreto" para hacer de la fábrica torrelaveguense una empresa "solvente", Zárate ha destacado, entre otros aspectos, el "haber sabido hacer" que los vecinos del municipio, las autoridades, los medios de comunicación y, en general la sociedad cántabra, "acepten" a Solvay como "una industria respetuosa con el entorno".

Según ha explicado, esto hace que "no tenga probelmas de futuro" pues —ha advertido— si en una multinacional como el Grupo Solvay se observa "hostilidad" del entorno hacia una fábrica concreta "en ese sitio se piensa que no hay futuro".

Fuera ya del estricto ámbito de Solvay y de la planta de Torrelavega, Zárate ha hablado del futuro de la industria y de España.

En este sentido, ha defendido que, en el ámbito industrial, las factorías de grandes como la de Solvay, podrán tener su hueco en el nuevo modelo productivo, una expresión que —ha dicho— "suena bonito" pero a la que luego "hay que darle contenido".

A su juicio, una "economía sana" precisa de un tejido industrial que conlleve también la parte inicial de los procesos industriales y tenga sectores maduros. "Creo que Europa debe tener claro que la industria tiene que ser distribuida en cada uno de los diferentes sectores del proceso productivo", ha dicho.

Zárate, que tras jubilarse como director de Solvay continuará como presidente del Consejo Social de la Universidad de Cantabria, también se ha referido a las medidas de ajustes del Gobierno ante una situación que, según ha reconocido, vive "con cierta preocupación" pero "sin ser catastrofistas".

Ha opinado que, cuando hay una criss, hay medidas que hay que tomar a corto plazo para parar la hemorragia". "Cuando el enfermo ha sufrido un percance y está sangrando hay que tapar la herida, cuidarle, recuperándole poco a poco y cuando coja fuerza volver a actividad más intensa", ha dicho Zárate, quien ha opinado que España se encuentra en esa fase.

Aunque ha reconocido que se trata de un periodo "duro" ha asegurado que hay que salir de este "trance y de la actual situación de urgencia" por lo que, a su juicio, es necesario adoptar "medidas duras pero necesarias" que permitan al país ir recuperándose y "estar preparados para un nuevo ciclo".

En la entrevista, Zárate ha hablado también de su futuro y ha avanzado que, además de seguir como presidente del Consejo Social de la UC, "se ve" trabajando, por poca o ninguna remuneración, en ayudar a diferentes colectivos sociales para devolver a la sociedad lo que le ha dado.