Los ayuntamientos costeros pusieron en marcha sus planes de emergencia, en algunos casos por primera vez en su historia, como en Pontevedra. Hasta 800 entidades, incluidos los hospitales, están en alerta. San Caetano también adoptó medidas para impedir que las cenizas de los incendios forestales de agosto lleguen al mar y a las rías gallegas.

En A Coruña. Parques cerrados y el paseo, vallado.

Y ni acercarse al Paseo Marítimo, al Millenium, a Punta Herminia, a la zona de las Esclavas (la glorieta está vallada). También permanece cerrado el parque de Santa Margarita. Polideportivos y centros cívicos funcionarán, en principio, con normalidad.

En el mar. Toda la flota, amarrada a puerto

Las flotas permanecen amarradas ante la previsión de olas de ocho y diez metros. Los meteorólogos advierten de que la tormenta tropical alcanzará su máximo grado esta mañana. Ayer, muchos barcos que estaban faenando volvieron a puerto. Salvamento Marítimo no daba abasto.

En los aeropuertos. El viento decidirá si se puede volar o no

Los tres aeropuertos gallegos abrirán hoy, pero AENA doblará los retenes de seguridad. Al cierre de esta edición, las compañías no habían cancelado ningún vuelo, aunque no descartan que lo puedan hacer a lo largo del día. Si hoy coges un avión, telefonea primero.

Ojo con el coche...

Luces encendidas: Se recomienda evitar desplazarse en coche y circular con las luces encendidas.

Recoge la terraza: Poner las macetas en lugares protegidos del viento. También hay que sacar todos los objetos que puedan caerse como sillas o mesas.

Al salir a la calle: Los dispositivos de emergencia aconsejan no pasar cerca de edificios ruinosos, árboles o andamios, pues pueden derribarse con el viento.

Cerrar ventanas: Para evitar la rotura de cristales, cerrar tanto las ventanas como las persianas.

Proteger a los ancianos: Deberán permanecer en casa mientras dure el temporal.

El ‘Hortensia’, en la memoria

El revuelo organizado por el huracán Gordon aviva el recuerdo del Hortensia, que entró en Galicia la noche del 3 al 4 de octubre de 1984. En aquella ocasión, las rachas de viento ocasionaron daños por valor de más de 60 millones de euros. El último en llegar a nuestra costa fue el Kyle, el 20 de octubre de 2002.