El ladrón del Códice Calixtino pudo robar 200 euros cada día de la catedral de Santiago

  • Apuntaba lo que se llevaba en boli rojo en sus diarios.
  • Tenía acceso a los cepillos y cajas fuertes de templo.
  • Hallados otros 600.000 a en una maleta
El electricista Manuel Fernández Castiñeiras, detenido como presunto autor material del robo del Códice Calixtino, junto a su hijo.
El electricista Manuel Fernández Castiñeiras, detenido como presunto autor material del robo del Códice Calixtino, junto a su hijo.
Xoan Rey / EFE
El electricista Manuel Fernández Castiñeiras, detenido como presunto autor material del robo del Códice Calixtino, junto a su hijo.

Manuel Fernández Castiñeiras, de 61 años, el ladrón confeso del Códice Calixtino, era un tipo concienzudo. Durante años ha ido a la catedral de Santiago a oír dos misas diarias, todos los días de lunes a jueves. Ha tomado su café en los dos únicos bares que frecuentaba. Y siempre rezaba  frente a la tumba del mismo canónigo, acompañado de un maletín.

En la madrugada de este lunes la Policía Nacional encontró en el patio interior de la misma casa donde halló el Códice, en el municipio coruñés de Milladoiro, una maleta con 600.000 euros. Los investigadores buscaban este dinero desde el fin de semana.

Manuel apuntaba su vida diaria en agendas. Le han sido intervenidas tres: años 2004, 2005 y 2006. Gracias a la información 'contable' que había en ellas, la Policía dedujo que aún faltaban por encontrar 600.000 euros, cantidad que había que sumar al 1,1 millón de euros y los 30.000 dólares ya decomisados en efectivo la semana pasada en dos de sus casas.

Pensión de 400 euros

Manuel, electricista retirado que cobra una pensión de 400 euros mensuales (su mujer hace trabajos puntuales cosiendo), apuntaba en bolígrafo rojo todos los robos económicos que al parecer hacía en la catedral. Tenía copias de casi todas las llaves de las estancias y se investiga cómo tenía en su poder las claves de las dos cajas fuertes que también  hay en el templo. Por la catedral de Santiago pasan unos 200.000 peregrinos anuales que dejan muchos donativos en los cepillos.

Fuentes policiales creen que no es difícil que Manuel se llevara cada día unos 200 euros de media de los cepillos de la catedral, ya que los canónigos solo saben el dinero que obtienen al contabilizar la recaudación del día y no qué cantidad se ha depositado realmente en ellos.

Así, solo en 2004 pudo obtener un botín de 250.000 euros, según las cuentas de su agenda. Y no hay que olvidar que Manuel estuvo trabajando más de 20 años en la catedral, y después de su despido se seguía moviendo con total impunidad por el centro. Las propiedades avalan esta teoría. Manuel y su familia se compraron dos casas dando el dinero en efectivo y pensaban adquirir una tercera abonando 300.000 euros en metálico.

Lo que ahora se pone en tela de juicio es por qué se ha tardado un año en detener a Manuel cuando un breve informe de un policía de Santiago, fechado el 8 de julio de 2011 (tres días después de renunciarse el robo del Códice), ya pedía que se investigara al electricista.

La nota, a la que ha tenido acceso 20 minutos, asegura que Manuel "fue despedido al ser sospechoso de varias sustracciones, así como por pasar facturas irregulares [...], se jacta de tener diversas antigüedades de la Iglesia". Daba hasta la dirección donde finalmente ha sido encontrado el Códice.

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