Acusado por el atropello mortal de Linares-Baeza alega que había consumido "porros y tranquilizantes"

Tratan de localizar a dos testigos protegidos para declarar en el juicio, uno de los cuales se halla, al parecer, en la Comunidad Valenciana

El acusado del atropello mortal a un varón de 62 años el 12 de abril del pasado año en la pedanía jiennenses de la Estación Linares-Baeza, M.C.M., ha alegado en la vista que acoge la Sección Tercera de la Audiencia provincial que previamente había consumido "porros", del mismo modo que por la tarde —el atropello tuvo lugar alrededor de las 23,00 horas— había tomado dos pastillas de tranquilizantes Valium.

M.C.M. ha señalado ante el tribunal del Jurado Popular, compuesto por siete hombres y dos mujeres, que ingirió ambas cosas porque "se pilla un pelotazo que no se aclara uno". Así, ha insistido en que "no vio a la víctima antes de atropellarla", si bien, "al sentir un porrazo se paró, se bajó del coche que conducía y vio a una persona", apuntando que antes de verla "ignoraba que hubiera podido atropellar a alguien". Tras ello, asegura que se cayó al suelo y que lo llevaron al hospital habiendo quedado inconsciente.

Asimismo, ha aseverado que "si llega a verlo antes, hubiera frenado". El joven ha mencionado también que por esa calle "todo el mundo va embalao" y que su familia y él "se llevaban bien con la víctima". No obstante, ha dicho no recordar que antes del suceso hubiera tenido que declarar como consecuencia de una denuncia del atropellado por presuntas lesiones, un asunto que el juez ha separado constantemente de la causa que se enjuicia este lunes en la Audiencia.

De su lado, un agente de la Policía Local ha indicado en su declaración como testigo que se trata de una zona "conflictiva". Además, ha comentado que "no había huella de frenado ni de derrape alguna ni en la acera ni en la calzada". En concreto, se trata de una vía de "diez metros de anchura que se estrecha hasta los seis metros", si bien "todas las farolas de la calle estaban encendidas" cuando ocurrió el trágico desenlace.

Por su parte, agentes de la Policía Nacional que también acudieron al lugar de los hechos han coincidido en afirmar que "la gente tenía mucho miedo de prestar declaración como testigos". "No querían saber nada del tema porque sentían pánico y decían que el vehículo había salido de la nada a gran velocidad". De hecho, hubo "gente que se acogió a la figura de testigo protegido", aquella que manifestó que "la víctima temía seriamente por su vida porque creía que lo iban a matar, teniendo muchísimo miedo al acusado y a dos familiares suyos".

Localización de dos testigos protegidos

Así las cosas, dos de estos testigos protegidos estaban citados para declarar en la vista de este lunes a través de videoconferencia, aunque en un primer momento no ha sido posible dar con ellos —al parecer uno de se encuentra en Valencia—, por lo que, tal y como han señalado a Europa Press fuentes judiciales, se está intentando su localización al objeto de que manifiesten en el transcurso del juicio aquello que presenciaron en la noche del 12 de abril de 2011.

Cabe recordar que para el acusado, nacido en 1990, la Fiscalía pide en su escrito de calificación provisional 18 años de cárcel por un presunto delito de asesinato, la prohibición de acudir, estar o residir en la Estación Linares Baeza por un tiempo de 15 años, así como una indemnización para las hijas del muerto de 88.000 euros. De su lado, la acusación particular ha retirado su petición de condena.

Para el Ministerio Fiscal, el procesado arrolló a la víctima "a sabiendas de que sobre las 23,00 horas se encontraba viendo un partido de fútbol, esperando el momento oportuno y, aprovechando que el varón bajaba del acerado colocándose a escasos centímetros del mismo sin llegar a adentrarse en la calzada, el coche se abalanzó sobre él inesperadamente a una velocidad de 61 kilómetros por hora con dicho vehículo".

Así, el Ministerio Fiscal especifica en su escrito de acusación que "lo atropelló intencionadamente causando su fallecimiento y haciendo efectivas unas amenazas de muerte tres días antes, algo por lo que la víctima le denunció a él, a su padre y a su hermano, quienes presuntamente le habían causado unas lesiones concertadamente". Así, después de presentar la víctima su denuncia, los tres comenzaron supuestamente a increpar a la víctima diciéndole "que lo matarían si no retiraba la misma".

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