Cinco acusados del robo de la tiara atribuida a Eva Perón negocian cumplir menos de cuatro años de cárcel

Los procesados se hicieron pasar por jeques árabes y sustrajeron en Valencia joyas valoradas en más de 10 millones de euros
Los Cinco Acusados Del Robo Junto A Sus Letrados
Los Cinco Acusados Del Robo Junto A Sus Letrados
EUROPA PRESS
Los Cinco Acusados Del Robo Junto A Sus Letrados

Cinco personas acusadas de robar 10 millones y medio de euros en joyas —entre ellas, una tiara de diamantes atribuida a Eva Perón— en una joyería del centro de Valencia podrían cumplir menos de cuatro años de prisión si abonan antes de este jueves una cantidad de dinero pactada entre Fiscalía, acusación particular y defensas.

El juicio contra estas cinco personas, dos de ellas con antecedentes penales por estafa y robo con fuerza, estaba previsto que comenzara este lunes en la sección quinta de la Audiencia Provincial de Valencia. No obstante, se ha suspendido después de que las partes del proceso —Fiscalía, acusación particular y defensas— hayan llegado a un principio de acuerdo.

Este acuerdo consistiría, según han explicado algunos de los letrados a los medios de comunicación, en una rebaja considerable de la pena de cárcel si los procesados abonan antes del jueves una cantidad de dinero por el valor de las joyas que fueron sustraídas y no recuperadas. Si no se practicara el ingreso, el juicio seguiría adelante.

El ministerio fiscal pedía para estos cinco acusados penas que rondaban los cuatro años de prisión por un delito de estafa y otro de robo, mientras que la acusación particular elevaba estas penas hasta los seis u ocho años de cárcel. Además, ambas partes solicitaban la devolución de las joyas robadas y no recuperadas por la Policía o, en su defecto, una indemnización conjunta y solidaria por el valor de estos efectos robados.

Parte de las joyas robadas fueron recuperadas el pasado año por la Policía Nacional, en un operación que contó con el apoyo de Interpol. En concreto, los agentes intervinieron seis millones de euros en joyas, entre las que se encontraba una tiara que podría haber pertenecido a Eva Perón.

El origen de este robo, que se fraguó durante dos años, comenzó a mediados del año 2007, cuando dos miembros de una banda —entre ellos, el director de la operación— acudieron a una joyería situada en la Plaza La Reina de Valencia aparentando tener un gran poder económico y dedicarse a importantes intervenciones desde su domicilio en Milán (Italia).

Los hombres compraron en junio diversas joyas y relojes por un valor total de 20.000 euros, y lograron generar así una fingida relación de amistad y confianza. De hecho, el líder de la banda avanzó a la joyera que entrarían en futuros tratos para la compra de diamantes. Así, en noviembre de 2009, éste le llamó y le comentó que había unos supuestos clientes que acudirían a su establecimiento, "de absoluta confianza", y que tenían mucho dinero para invertir en joyas.

La primera cita tuvo lugar ese mismo día en un hotel de Valencia, y a la misma acudieron la dueña de la joyería junto a una empleada, y otros dos procesados —estos últimos se presentaron en una limusina—. En la reunión, los acusados simularon ser un jeque árabe de Abu Dabi, relacionado con la venta de petróleo, y su secretario.

Regalo para nueve esposas

Ambos acusados —el supuesto jeque y su secretario— propusieron a la dueña de la joyería la compra de efectos por valor de 10 millones y medio de euros, alegando uno de ellos que era un regalo para sus nueve esposas, las cuales viajaban con él.

Al mes siguiente, el intermediario llamó nuevamente a la joyera y le comentó que se iba a pasar por el local un gemólogo para ver los artículos que habían reservado y dar su aprobación. Pocos días después, ésta se puso en contacto con el supuesto inversor y concretaron la forma de pago. El hombre le dijo que le pagaría en metálico, en billetes de 500 euros, y alegó que tenía mucho dinero negro de la venta de crudo.

La venta se acordó para el 17 de diciembre de 2009. Ese día se presentaron en la joyería dos procesados y la supuesta esposa de uno de ellos. Una vez en el interior, uno de los acusados y una empleada del local se trasladaron a unas oficinas para hacer el recuento del dinero. Allí había un procesado que fingía ser el banquero personal del presunto jeque.

En esta oficina, los procesados tenían preparadas dos maletas de viaje y una máquina de contar dinero. Sin embargo, el recuento se efectuó con una máquina que llevó la propia dependienta para asegurar su veracidad, y corroboró que se trataba de dinero auténtico.

Posteriormente, regresaron todos al establecimiento, donde uno de los procesados, que era el encargado de portar las maletas, hizo un "cambiazo" de los billetes auténticos por simples recortes de papel. A continuación, la propietaria de la joyería cogió dos bolsas que contenían las joyas para la venta, pero solicitó al acusado que antes de entregárselas, le enseñara el dinero de las maletas.

El hombre se negó y dio un fuerte empujón a la mujer, a la que arrebató las bolsas con las joyas. Mientras tanto, su compañero amenazó a la propietaria y a las empleadas diciendo que si se movían o les denunciaban, les harían daño a ellas y a sus familias. También les recordó que llevaban mucho tiempo vigilándolas y que conocían sus domicilios.

Finalmente, los acusados consiguieron apoderarse de las joyas, se dieron a la fuga y dejaron en el establecimiento las dos maletas con los billetes simulados. Las joyas sustraídas fueron trasladas por los acusados a Milán, donde tras arduas investigaciones de la Policía pudieron ser parte de ellas recuperadas en junio de 2011 y entregadas a su propietaria. En concreto, intervinieron una tiara de diamantes atribuida a Eva Perón, dos pendientes de doro con diamante engastado y dos sortijas de oro, las cuales fueron facilitadas por el padre de uno de los detenidos a instancias de su hijo.

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