Cárnicas Mahejo distribuye desde Mayorga el 35% del lechazo "de calidad" que se consume en Valladolid

Más del 35 por ciento de la carne de lechazo "de calidad" que se comercializa en las carnicerías de Valladolid y se sirve en sus restaurantes lleva la firma de Cárnicas Mahejo, la empresa familiar que Marcos Pérez y sus hijos regentan en Mayorga con el "orgullo" de gestionar uno de los principales mataderos de corderos lechales que funciona en la comarca natural de Tierra de Campos.

Más del 35 por ciento de la carne de lechazo "de calidad" que se comercializa en las carnicerías de Valladolid y se sirve en sus restaurantes lleva la firma de Cárnicas Mahejo, la empresa familiar que Marcos Pérez y sus hijos regentan en Mayorga con el "orgullo" de gestionar uno de los principales mataderos de corderos lechales que funciona en la comarca natural de Tierra de Campos.

"Efectivamente, podemos decir que funcionamos", afirma Pérez antes de matizar que desde el mes de abril la demanda ha disminuido y que, a día de hoy, la situación es "ajustada" por la falta de perspectivas de que se vaya a producir "el repunte característico del verano".

El empresario, que valora la homologación de las etiquetas de Identidad Geográfica Protegida (IGP) del Lechazo bajo el sello de Tierra de Sabor, evita el desánimo y planta cara a una crisis que aborda con el mismo lema que aplica en su negocio: "Lo malo no nos sirve".

En el matadero, la máxima que marca todo el proceso de venta de carne es la mencionada calidad, "prioritaria por encima de la cantidad, el coste e, incluso, la raza de las ovejas", mantiene el mayorgano. Sin embargo, sus clientes se inclinan por la carne del ganado ovino Assaf, "las más blanca y jugosa".

"Trabajamos en un 70 por ciento de los casos con la raza Assaf y en el 30 por ciento restante con la raza churra", concreta el emprendedor tras asegurar que "no se trata de una forma de favorecer la preeminencia de las primeras sobre las segundas, sino de una estrategia comercial para responder a la demanda de quienes optan por poner el producto más vistoso sobre la mesa".

Y es que la familia mayorgana mantiene la creencia de que, en el ámbito en el que ellos desarrollan su actividad comercial, la situación económica no impide a los consumidores "comprar más con la vista que con el bolsillo".

Fama por explotar

Aún cuando los restaurantes de la Comunidad ajustan los precios de sus menús con "la sustitución del sabroso lechazo por la siempre socorrida carrillera", Marcos Pérez sabe que la fama del cordero lechal castellanoleonés se extiende por todo el panorama nacional como reclamo de un turismo gastronómico cada vez "más asentado".

Sin embargo, a pesar las amplias posibilidades de actuación, la "modesta" empresa mayorgana y sus cuatro trabajadores se conforman con cumplir "satisfactoriamente" los objetivos a corto plazo de un empresario que no ambiciona atravesar más fronteras que las regionales.

"Vendemos mucho en esta Comunidad y en Madrid, pero nunca hemos sentido un verdadero interés por intentar llegar a países como Alemania, donde no se comprende que se sacrifique a las crías de las ovejas con menos de veinte días de vida", detalla.

Y si la exportación no entra dentro de los planes futuros de Cárnicas Mahejo, sí lo hace el "reto" de convertir Mayorga en un punto de referencia para la "degustación del buen lechazo".

En este sentido, ha aseverado que los turistas que recurren a los asadores de Campaspero, Sacramenia, Peñafiel y Aranda de Duero para conocer la gastronomía regional, desconocen que las tierras mayorganas albergan "todos los componentes agroalimentarios para triunfar en este sector".

"Aquí tenemos el Museo del Pan, bodegas, la sede de la Cooperativa Comarcal de Cereales y Leguminosas del Cea, lenteja pardina y excelente carne. Sólo hace falta una mayor apuesta por parte de las autoridades competentes para impulsar nuestro pueblo como un enclave obligado para los amantes del vino y los fogones", considera Marcos Pérez.

El empresario ya ha compartido su teoría con la consejera de Agricultura y Ganadería, Silvia Clemente, pero mientras espera que los hechos ilustren una "firme promesa de apoyo", su matadero sigue funcionando con la vista puesta en la continuación de un negocio que hoy, "más que nunca", abraza la tradición.

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