«Nos vamos a Bilbao»

Los tomateros remarcan su carácter independiente.  Tras su anexión en 1925, las huertas dieron paso a las casas. Hoy es una de las entradas al botxo
La plaza de San Pedro es el centro neurálgico del barrio, entre el metro y la universidad. G. Artaza
La plaza de San Pedro es el centro neurálgico del barrio, entre el metro y la universidad. G. Artaza
La plaza de San Pedro es el centro neurálgico del barrio, entre el metro y la universidad. G. Artaza
«Bilbao es un barrio de Deusto». Es lo que suelen comentar los deustoarras de toda la vida, orgullosos del lugar en el que nacieron, crecieron y viven. Eso, a pesar de que el barrio ha cambiado mucho en los últimos tiempos. Con su anexión a Bilbao en 1925, las huertas de tomates fueron dando paso a las viviendas y a las grandes avenidas y Deusto se convirtió en una pequeña «ciudad dormitorio» de la capital bilbaína. Hoy, con una población de más de 22.000 personas, se ha convertido en una de las principales entradas a Bilbao. «Aun así, los de Deusto seguimos diciendo que vamos a Bilbao», explica Pedro, oriundo del barrio, de 78 años.

Atrás quedan aquellos domingos en los que la gente del barrio se reunía en el campo de fútbol para ver jugar a la Sociedad Deportiva Deusto, o txikitear después en las calles Ramón y Cajal o Luzarra. «Ésa es ahora zona de marcha para la gente joven», comenta Josu Leguina, presidente de la Asociación de Familias del barrio. Esta asociación es una de las más antiguas de la ciudad, ya que se creó en 1967, «cuando todavía no existían partidos políticos».

«Está bien comunicado, los vecinos son buenos, el ambiente está bien... Este barrio es una maravilla», comenta Urtzi, un joven de 27 años que lleva toda su vida viviendo en la calle Rafaela Ibarra y que reconoce que con lo que no puede es con «las constantes obras».

Si los deustoarras tuvieran que ponerle pegas a su barrio, sin duda, entre ellas se escucharían varias relacionadas con el aparcamiento o la vivienda. Están pendientes de la construcción de un aparcamiento subterráneo con capacidad para unos 400 vehículos; el problema de la vivienda es que no hay suelo para construir más y los pisos de segunda mano «están carísimos», protesta Urtzi.

SUS VECINOS

Josu Leguina. Presidente de la Asociación de Familias, 72 años.

«Hemos evolucionado mucho desde que sólo había huertas. Nuestras asignaturas pendientes son el aparcamiento y un puente de Botika Vieja a Abandoibarra».

Mercedes Pulido. Ama de casa, 55 años.

«En general, es un barrio que está muy bien, aunque sí

que se nota algo de ruido e inseguridad por las noches. Por lo demás, se ven muchos niños, y eso es bueno porque que le dan vida a la zona».

Diana Escudero. Estudiante, 16 años.

«Me gusta mucho este barrio. Durante el día es muy tranquilo y por la noche está muy bien para la gente que quiera fiesta. Además, está muy bien comunicado. Es un buen lugar para vivir»

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