El infierno que se vivió hace tres décadas y media en la prisión neoyorquina de Attica, donde un motín acabó en el episodio carcelario mas sangriento de la historia de EEUU, sigue vivo en la memoria de algunos de los protagonistas.
"Treinta y cinco años después sigo despertándome en la noche y oigo armas disparando, huelo gas", declaró Carlos Roche, un ex convicto que junto a 1.280 internos estaba en el patio cuando se produjo el asalto de las fuerzas de seguridad, el 13 de septiembre de 1971.
Los incidentes comenzaron el 9 de septiembre y terminaron cuatro días después, cuando fuerzas estatales y de prisiones abrieron fuego de forma indiscriminada y arrojaron gases sobre los amotinados y más de una treintena de empleados que habían sido tomados como rehenes.
El suceso conmocionó al país y quedó incorporado a la cultura popular a través de canciones como "Attica State", de John Lennon, y "The Hostage", de Tom Paxton, y de filmes, como "Attica: la cárcel de la muerte" (The Killing Yard).
Los reclusos, en su mayoría afroamericanos y también una notable porción de puertorriqueños, habían reclamado meses antes que cesaran los duros castigos y mejorase la vida en la prisión, donde sólo se permitía una ducha semanal o un rollo de papel higiénico por mes, entre otras limitaciones.
Elizabeth Fink, abogada y que junto a otros letrados reclamaron durante años justicia para los presos afectados, señaló que los sucesos de Attica son un hito en la historia de EEUU y subrayó la importancia de la negociación para resolver conflictos de ese tipo.
"Lo que sucedió en Attica fue planeado", señaló en alusión al entonces gobernador neoyorquino Rockefeller y a otros estamentos gubernamentales.
"Eran momentos revolucionarios y lo que querían era demostrar qué pasa cuando la gente se rebela", aseveró.
En enero de 2000, después de casi tres décadas de investigaciones y litigios judiciales, el estado y los defensores de los presos llegaron a un acuerdo para compensar con un total de 8 millones de dólares a más de medio millar de ex convictos heridos y familiares de internos asesinados.
John Dunne, ex senador y miembro de la Comisión que en 1971 asistió como observadora a las negociaciones entre amotinados y autoridades, afirmó que la situación en las prisiones no ha mejorado de forma sustancial desde entonces.
"Casi hemos regresado a donde estábamos hace 35 años. Hay muy poco interés sobre las prisiones y muy poco apoyo público para cualquier tipo de cambio que se intenta introducir", señaló.
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