Hazle caso a Ferris: el 5 de junio es el mejor día del año para saltarse las clases

Hace 35 años, en 1985, Matthew Broderick y sus amigos vivieron la aventura teen definitiva de los 80. Y, para colmo, 'Todo en un día'.
Ferris Buellers Day Off
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CINEMANÍA
Ferris Buellers Day Off

Este año, por razones obvias, la cosa es difícil de cumplir, pero si te gusta el cine (el cine de los 80, concretamente), cada 5 de junio tienes un deber ineludible: saltarte las clases, escaquearte del curro o traicionar tu rutina diaria para dedicarle tu tiempo a aquello que realmente te hace feliz. O, al menos, desearlo muy intensamente. Porque tal día como hoy, hace 35 años, un tal Ferris Bueller decidió hacer novillos en el instituto, arrastrando con él a su mejor amigo y a su novia. O, lo que es lo mismo, el 5 de junio de 1985 fue la jornada delirante que Matthew Broderick y el director John Hughes nos contaron en Todo en un día. 

En realidad, el avispado Hughes no dejó constancia en su película de que el día en cuestión era un 5 de junio. Hizo falta el ingenio del periodista deportivo Larry Granillo, avispado fan tanto de la película como del béisbol, para descubrir que ese partido entre los Chicago Cubs y los Atlanta Braves en el estadio Wrigley Park al que se refieren varios momentos del filme tuvo lugar precisamente en esa fecha. Un año y seis días antes del estreno del filme, justamente. Además, las investigaciones de Granillo probaron que la pelota que va a parar a las manos de Ferris fue lanzada por el jugador de los Braves Claudell Washington. Y, si te interesan los pormenores, el partido terminó en victoria para el equipo visitante.

Lo cual demuestra que, pese a su fama de director de carnaza teen y guionista de Solo en casa, John Hughes era un auteur muy metódico y atrevido, dispuesto a conjugar su amor por el desmadre con su afición al cine de autor europeo en una fórmula tan  irresistible como la del chicle. Si todavía tienes dudas, permítenos que te recordemos las razones por las que Cameron (Alan Ruck) Sloane (Mia Sara) hicieron bien montándose en ese Ferrari 250GT que tan trágicamente acabó.

Dándole la vuelta al cine teen

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Lo que más puede sorprender de Todo en un día es su forma de subvertir muchos tópicos de la comedia para adolescentes. Tópicos, todo sea dicho, que el propio Hughes había ayudado a popularizar en películas como Dieciséis velas El club de los cinco. Y la mayor prueba de eso es el propio Ferris Bueller, un papel al que aspiraron Tom Cruise, Michael J. Fox y un joven Jim Carrey. 

Es cierto que el personaje de Broderick pone la trama en marcha mediante su bendita idea de hacer campana en ese hermoso día soleado, y que sus acciones suelen ser bienintencionadas. Pero también es verdad que hablamos de un pijo ególatra que juega con sus amigos como piezas de ajedrez y que guarda en su habitación un sampler Emulator II (8.000 dólares de la época) muy práctico para emitir falsos sonidos de descomposición intestinal, pero que se queja de no tener un coche propio. En general, Ferris se porta como un niñato gamberro y un agente del caos allá donde va, para bien o para mal.

De esta manera, aunque él se lleve la parte del león en las mejores escenas, Ferris es una deconstrucción del malote espabilado tan habitual en el cine teen de los 80. Conforme va avanzando la historia, vemos que el verdadero protagonista del filme es Cameron: el amigo al que Ferris arrastra en su aventura habría ejercido de secundario pringadete en cualquier otra película del género, pero aquí acaba resultando el personaje más humano, con emociones propias de un auténtico adolescente y no de un cliché. No en vano algunos fans especulan con que Ferris podría ser un producto de su imaginación, cual si de Brad Pitt en El club de la lucha se tratase.

Sumergidos en el 'Shermerverso'

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Con sus filmes anteriores, John Hughes había formado una troupe de actores jóvenes a los que recurría por sistema, así que sorprende que no contase con ninguno de ellos para Todo en un día. Molly Ringwald asegura que Hughes no la quiso para el papel de Sloane porque era "demasiado pequeño" para ella (ejem…), y aunque el director pensó en Anthony Michael Hall para interpretar a Ferris, no insistió cuando el actor prefirió pasar (para un papel así, declaró, "necesitaba a Matthew [Broderick]" y su descaro). Sin embargo, este es el filme más conectado con el resto de películas de su autor. ¿Por qué?

Pues porque, desde Dieciséis velas, todas las películas de John Hughes transcurren en Shermer, un ficticio (y muy pijo) suburbio de Chicago inspirado en Lansig, ese pueblo "lleno de chicas y de gente mayor" donde nació y creció su creador, sintiéndose más solo que la una en el proceso. Y, en esta cinta, Shermer aparece detallado hasta en su más mínimo detalle. Si en las anteriores películas hughesianas habíamos conocido su instituto de secundaria y sus zonas residenciales, aquí lo pateamos de arriba abajo, incluyendo esa comisaría de policía donde Jeannie (Jennifer Grey), la hermana de Ferris, conversa con un detenido clavadito a Charlie Sheen. Pero, a la vez, vamos más allá.

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La relación entre Hughes y Chicago era muy parecida a la de ese joven Woody Allen que soñaba con Manhattan desde su casa de Brooklyn. Frente a la murria periférica y pequeñoburguesa, la gran ciudad es en esta película es un lugar de ensueño en el que uno puede liarla parda en restaurantes de lujo, asistir a partidos de béisbol (como hincha de los White Sox que era, Hughes quería rodar en el legendario Comiskey Park, pero tuvo que conformarse con Wrigley por problemas de agenda) y abochornar a tu mejor amigo cantándole esa odiada Danke Schön en olor de multitudes.

Pero el momento esencial de Todo en un día, el que más conecta con los tormentos interiores de John Hughes, transcurre en el lugar de Chicago favorito del director: su Instituto de Arte. Además de un homenaje al Jean-Luc Godard de Fuera de la ley y al pintor Georges Seurat, esta escena maravillosa incluye la auténtica clave del filme. "Conforme [Cameron] va mirando más y más de cerca a la niña [del cuadro], menos la ve. Se acerca y se acerca, pero ahí no hay nada", explicó Hughes en el audiocomentario del filme en dvd. "Él teme que le pase lo mismo: que ahí no haya nada. Ese es él".

Todo está calculado

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John Hughes escribió el guion de Todo en un día en menos de una semana ("Como en un trance", según el montador Paul Hirsch) anotando sus ideas en una libreta de espiral. Y después rodó la película usando las notas contenidas en la libreta de marras, con lo que el primer montaje de la misma le salió cercano a las tres horas. Nada raro en él: recordemos las leyendas sobre una versión kilométrica de El club de los cinco que duerme en sus archivos. Asimismo, y fiel a su costumbre, dejó a los actores improvisar todo lo que permitían sus planes. Así pues, sorprende que los hechos en esta película, con todo lo disparatados que son, transcurran en una secuencia tan implacable.

Desde que Ferris decide que hace un día demasiado bonito para malgastarlo en el instituto hasta que el director Rooney (Jeffrey Jones) sufre su última humillación al ritmo del Oh Yeah de los Yello (una canción que Hughes incluyó precisamente porque no la soportaba… y que se convirtió en clásico gracias a esta película), cada momento de Todo en un día ocupa su lugar con rumbo a esa lista enunciada por el personaje de Matthew Broderick en su despedida de Cameron. Y que incluye peripecias descartadas del montaje final, como ese plato a base de páncreas en el restaurante.

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De esta manera, no es extraño que la película arrasara entre el público (70 millones de dólares recaudados sobre cinco de presupuesto… y aun así fue cara para lo habitual en su autor), que los críticos la tuviesen en más estima de lo habitual (si bien otros la atacaron por traslucir el ideario derechista de Hughes) y que incluso tuviera su propia serie, que duró solo una temporada, pero que nos presentó a una Jennifer Aniston jovencísima como Jeannie. Asimismo, Matthew Broderick y Hughes hablaron a veces sobre una secuela sobre un Ferris asumiendo la edad adulta. Esa edad en la que, según el director, le aguardaban dos futuros posibles: "O llega a presidente de EE UU, o acaba en la cárcel".

La muerte de Hughes en 2009 nos privó de esa posibilidad, aunque el director estaba por entonces más que asqueado de Hollywood y seguramente nunca llegó a planteársela en serio. Pero con un único vistazo a las trapisondas de Ferris Bueller ya tuvimos lo suficiente como para convertir Todo en un día en un mito. En palabras del protagonista: "Cameron, ¿te das cuenta de que si hubiéramos seguido las reglas ahora estaríamos en clase de Gimnasia?". 

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