Dos décadas sin el príncipe gitano, dos décadas sin Camarón

  • Hace 20 años murió Camarón de la Isla, el gran genio del flamenco.
  • Su voz hizo universales y eternos los lamentos y las alegrías de un pueblo: repasamos su legado y proponemos diez discos imprescindibles.
Camarón de la Isla: el inolvidable José Monge Cruz, en una imagen de archivo.
Camarón de la Isla: el inolvidable José Monge Cruz, en una imagen de archivo.
EFE
Camarón de la Isla: el inolvidable José Monge Cruz, en una imagen de archivo.

Han pasado 20 años, pero parecen más. Era otra España: un país pendiente de la Expo y Barcelona'92, más atento a festejos que a crisis económicas y primas de riesgo (que existirían, pero no nos importaban un bledo). Han pasado 20 años desde que una noticia nos amargó la tarde: José Monge Cruz, Camarón de la Isla, se había muerto. Pasó hace dos décadas, pero aún duele.

Dolió mucho en su momento. En Badalona moría, tras un cáncer de pulmón, el genio del flamenco. Y, a sus 41 años se iba con mucho que ver, vivir y, sobre todo, cantar. Se iba sin ver al flamenco convertido en tesoro universal, aplaudido con igual entusiasmo en Cádiz, Moscú o Nueva York. Se iba, sobre todo, sin poder elevarlo aún más con su voz, su sentimiento, su alma.

Desolación de un pueblo

"Camarón divinizó el flamenco", dijo otro ilustre, Enrique Morente, al saber de su prematura muerte. "Su voz desgarrada evocaba, por sí sola, la desolación de un pueblo", añadió Paco de Lucía, el genio de la guitarra con el que Camarón grabó algunas de sus mejores canciones. "Dios se lo ha llevado pa'que le cante", dicen que dijeron miles de gitanos que, así, encontraron algo de consuelo al dolor que los partía.

Porque sí: no existía Twitter, pero la noticia corrió como la pólvora y toda la bahía gaditana se llenó de lágrimas. Porque no: Camarón nunca presumió de millones de seguidores ni fue trending topic de nada, pero supo relatar, con su voz quebrada y honda, con su melena de león callejero, el sentir y el dolor, las penas y los anhelos, de una milenaria cultura.

Suerte de nosotros, que le tuvimos cerca (¿qué habrían hecho los americanos, franceses o británicos con un genio así?). Suerte de haber podido escuchar Al verte las flores lloran (1969), su primer encuentro con De Lucía. Suerte de verle crecer en Arte y majestad (1975) o Castillo de arena (1977), donde nos sugirió que, además de bordar el flamenco, lo iba a revolucionar. Suerte, claro, de oír La leyenda del tiempo (1979), el disco que lo cambió todo, en el que todo sonó celestial con él en medio.

"Soy gitano y vengo a tu casamiento, a partirme la camisita, la camisita que tengo". 20 años después, la camisa de Camarón sigue espléndida y radiante. Pero todos seguimos sintiendo que se romperá ahora mismo, en su privilegiada garganta, en nuestros huérfanos corazones.

Sin heredero posible

No hay discusión: no hay, ni lo habrá nunca, otro Camarón de la Isla, pero su talento y su capacidad para revitalizar el flamenco sí han traído a un buen grupo de cantantes cuya obra tiene reminiscencias camaronianas. Es imposible, por ejemplo, no vibrar con la voz de Diego el Cigala, Miguel Poveda, José Mercé, Luis el Zambo o Jesús Méndez... La lista, además, tiene un nuevo nombre cada día, porque la eclosión de jóvenes talentos no cesa, hermanando esta música cada vez más con sonidos árabes, electrónicos, raperos o hip-hoperos...

Diez discos que rompieron moldes en el flamenco

Por Dani Cabezas (@danicabezas1)

Camarón. La leyenda del tiempo. Una revolución en su momento y uno de los pilares de la música española de todos los tiempos. Camarón mezcló flamenco y rock progresivo para dar forma a un disco irrepetible.
El Lebrijano. Persecución. Una obra rompedora. Juan Peña Fernández, el Lebrijano,  narra la historia del pueblo gitano en España  cantando por todos los palos  y con letras del poeta Félix Grande.
Manolo Sanlúcar. Tauromagia. Para muchos, el mejor disco de guitarra flamenca jamás grabado. Sanlúcar establece un paralelismo magistral entre el flamenco y el mundo del toreo. 
Paco de Lucía. Fuente y caudal. En su quinto álbum, el de Algeciras alcanzó un nivel de perfección inédito. Este trabajo –y su primer corte, Entre dos aguas– le abrió las puertas del éxito mundial.
La niña de los peines. Grabaciones discos pizarra. Quizá, la voz femenina más importante de la historia del flamenco. Entre 1910 y 1950 grabó 258 cantes en discos de pizarra que en 2004 vieron la luz en 13 CD.
Carmen Linares. Un ramito de locura. Unánimemente reconocida como una de las voces del flamenco más portentosas, la excepcional cantaora dio con este disco un paso más allá en su carrera hacia el Olimpo.
Enrique Morente. Omega. El desaparecido cantaor granadino se alió con Lagartija Nick para firmar un rupturista homenaje a Lorca y Leonard Cohen. Flamenco y rock industrial, de la mano, en un disco épico.
Tomatito. Paseo de los castaños. Un gigante de las seis cuerdas que ha colaborado con los más grandes. Este disco define a la perfección el rumbo que ha tomado la guitarra flamenca en los últimos años.
El Cigala-Bebo Valdés. Lágrimas negras. Uno de los máximos y más maravillosos ejemplos de cómo fusionar el flamenco con el jazz, la música cubana, el bolero... Un disco aclamado en todo el mundo.
Miguel Poveda.Viento del este. El catalán es el último gran cantaor que ha dado nuestro país. En su primer álbum ya daba muestras de un potencial arrollador que no ha hecho más que confirmarse con el tiempo.
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