El abuelo de bellos ojos tristes

Un anciano de bellos ojos tristes, baqueteado por la vida y por los disgustos que le dio su prole.
Un hombre cuya capacidad de aguante fue puesta a prueba a lo largo de toda su vida. Considerado el suyo un principado de chichinabo, ninguneado por el resto de las monarquías europea, Rainiero sólo fue feliz durante sus años de matrimonio con Grace Kelly, la actriz de belleza glacial a quien convirtió en su esposa, profundamente enamorado, el 19 de abril de 1956. Hay quien dice que el matrimonio comenzó a hacer aguas en 1975 y que vivían separados aunque supieron mantener las apariencias. Mientras la princesa vivió, sólo Carolina sacaba los pies del tiesto. Alberto disimulaba lo suyo como podía: retratándose junto a beldades en top-less. Estefanía era sólo una guapa jovencita que hacía manitas con Jean Paul Belmondo.

Tras la muerte de Grace en accidente de tráfico en 1982 la familia quedó destruida. Dicen que Carolina, siempre celosa de la predilección que Rainiero sentía por la hermana menor, nunca le perdonó a ésta no haber hecho algo por evitar la muerte de su madre. Ni siquiera asistió a sus bodas. Carolina, divorciada de un chuleta francés, viuda pronto alegre de Casiragui, y actualmente emparentada con toda la realeza europea merced a su boda con el dipsómano Ernesto de Hannover, practica la amnesia y se permite despreciar a Estefanía, quien ha causado verdaderos estragos eligiendo a muchos de sus novios y algún marido entre los empleados en nómina de papá. Ella, sin duda, es quien más le estará llorando. La muerte de su madre la desquició y cambió profundamente. ¿Ingresará ahora en un convento de clausura?

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