Vigilante disparado por un furtivo planteó dudas al identificar al agresor, según Guardia Civil

El acusado afirma que la tarde de los hechos se encontraba en cama con fiebre

Los agentes de la Guardia Civil que han declarado este jueves en el juicio contra un J.M.C.P., el hombre acusado intentar matar al vigilante de un coto privado ubicado en Gérgal (Almería) y amenazar a otro de muerte después de que le sorprendieran mientras cazaba de forma furtiva, han señalado que las víctimas no lograron identificar al supuesto autor de al menos un disparo, si bien han manifestado que en los días posteriores ampliaron sus declaraciones en las que ofrecieron más detalles sobre la apariencia y características del mismo.

Durante el juicio que ha quedado visto para sentencia en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Almería, los agentes implicados en la instrucción de diligencias han señalado que mientras que una de las víctimas no fue capaz de identificar al posible autor de los hechos, mientras que la segunda, que recibió un disparo en las piernas en día de los hechos, mostró dudas a la hora de reconocer mediante identificación fotográfica al acusado.

No obstante, los agentes han señalado que en los días posteriores los denunciantes ampliaron su denuncia y aportaron más datos sobre la posible identidad del cazador furtivo, lo que la defensa, que ha pedido la libre absolución de su patrocinado, ha tratado de achacar a la influencia y comentarios vecinales que en los días posteriores a los hechos se dieron en el municipio almeriense de poco más de mil habitantes, si bien los agentes han descartado que la ampliación de la declaración pueda responder "cien por cien" a este extremo.

Este aspecto ha sido frecuentemente referido por la defensa, que incluso ha planteado que una de las víctimas declaró ante la Guardia Civil poder reconocer al acusado porque tenía "voz de pito" cuando, el acusado en cuestión es apodado en el pueblo 'El Pito', un sobrenombre que ha heredado de su padre y su abuelo, ya que éste tocaba un instrumento de viento en una banda de música.

Asimismo, uno de los agentes que participó en el reconocimiento fotográfico ha explicado que la persona que recibió el disparo en las piernas afirmó que el acusado "tenía un cierto parecido" con la persona mostrada en la fotografía, si bien planteó "dudas" ante ciertas características físicas, con el largo y color del cabello.

La defensa ha señalado además que la tarde de los hechos el acusado se encontraba en la cama de su domicilio ya que se encontraba enfermo y con fiebre, un extremo que han corroborado la mujer del acusado y el exempleado del taller metálico que regenta, de forma que ni siquiera pudo ir a trabajar. En la misma línea, uno de los agentes afirma que se encontró con él el día siguiente a los hechos cuando se dirigía a la farmacia a comprar medicamentos y "parecía estar resfriado".

No obstante, el Ministerio Público, que mantiene su petición de 15 meses de cárcel como presunto autor de un delito de amenazas y cinco años por un delito de homicidio en grado de tentativa, ha expresado sus reservas ante este segundo testimonio, en lo que ha coincidido con la acusación particular, que ha elevado a diez años y diez meses su petición de prisión por un presunto delito de homicidio.

La acusación ha señalado que la enfermedad aludida por el acusado podría ser una "coartada inventada", ya que a tenor de las declaraciones la presencia del extrabajador en la vivienda del procesado fue constatada en distintos momentos, lo que se ha atribuido al grado de fiebre que padecía el hombre, lo que le impedía recordar la visita del joven que reconoció recordar en diferentes días.

Escrito fiscal

Según el escrito de Fiscalía, los hechos se remontan al 30 de octubre de 2009 cuando el procesado, en compañía de otra persona no identificada, se encontraba cazando sin autorización en la finca 'Los Jarales', en el término municipal de Gérgal. Sobre las 17,30 horas, le abordó un primer vigilante del coto que les pidió explicaciones acerca del motivo por el que se encontraban allí.

Como respuesta, J.M.C.P. le apuntó con la escopeta repetidora que portaba y le dijo que él cazaba allí "cuando quería", que no "le buscara la ruina" y que no "diera un paso más". A continuación, le exigió que se quedará "en el barranco" y le amenazó con "pegarle un tiro si le perseguía".

Poco después, según se recoge en el escrito del fiscal, un segundo vigilante les requirió de nuevo y el acusado volvió a empuñar su arma para apuntar contra él. Mientras le pedía a la víctima que dejara su rifle en el suelo y sin esperar a que este lo hiciese, le disparó desde una distancia de "unos ocho metros apuntando a la parte inferior de su cuerpo, por lo que le alcanzó en las piernas".

Tras caer herido el vigilante al suelo, J.M.C.P. se acercó a él y arrojó el rifle lejos. En ese momento, y al tiempo que las persona que le acompañaba le gritaba "mátalo, mátalo", le colocó el cañón de la escopeta a 30 centímetros de la frente y, "con intención de acabar con su vida" efectuó un disparo que, en el "último momento", consiguió desviar la víctima "de un manotazo".

Ambos agresores abandonaron el lugar dejando malherido al vigilante que, a consecuencia del ataque, tardó en curar 90 días de las lesiones, que le han dejado secuelas en forma de cicatrices en las piernas y trastorno de estrés postraumático moderado, según el Ministerio Público.

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