Una empresa especializada en la 'ecoinnovación' produce farolas solares que se apagan y encienden de manera automática, en función de la luminosidad ambiental, y cuyo coste se amortiza en unos tres años, a lo que se suma que sus bombillas, de tipo LED, tienen una duración estimada de hasta 15 años.

Este es uno de los productos desarrollados por Emerix Iberinnova, compañía que el pasado mes de abril se dio a conocer por instalar el cargador de la primera marquesina fotovoltaica para la recarga rápida de vehículos eléctricos en Valladolid, la cual posee un certificado verde de cinco hojas y cuenta con unas características "únicas en Europa".

Junto a aquel proyecto, desarrollado en colaboración con la firma de diseño de automóviles Pininfarina, Metalco y Cénit Solar, Emerix se encarga también de la instalación de otros modelos de enchufes de recarga en a lo largo de toda la geografía española.

Sin embargo, es la fabricación de las farolas solares la que centra la exportación de la compañía vallisoletana, cuyo destino lo forman Portugal, Angola o la República Checa, si bien prepara un "salto" a México y a Brasil de cara al próximo otoño.

Esta salida al exterior responde a una "necesidad imprevista" ante la caída de la demanda en España por efecto de la crisis económica, si bien la empresa distribuye sus productos fundamentalmente en Andalucía, Comunidad Valenciana, Aragón, La Rioja y Madrid.

No obstante, uno de los socios fundadores de Emerix, José Aispuro, ha aclarado a Europa Press que, a pesar de fabricarse en la Comunidad, no han instalado "una sola farola en Castilla y León", lo cual considera "un ejemplo de emprendedurismo", pues "en más difícil emprender sin cobrar subvenciones".

En cuanto a los clientes de esta línea de productos, ha puntualizado que "tanto entidades públicas como privadas" han acudido a su empresa, si bien ha advertido de que en los últimos tiempos ha aumentado la importancia de las privadas debido al recorte aplicado en el gasto de las administraciones y a sus dificultades a la hora del pago.

Un producto que "ahorra"

Tal y como ha reconocido Aispuro, la fabricación de farolas solares surgió como "alternativa" al fin de las ayudas a la energía fotovoltaica, ya que son modelos "sencillos" cuya fabricación y mantenimiento "no requiere de un gran coste". "Se trata de un producto con el que se enseguida se ahorra y que no necesita ayudas", ha recalcado, por lo que el cliente "reduce su factura de la luz desde el mismo momento de la compra".

La farola cuenta con un panel solar conectado a una batería interna que se carga durante el día y se descarga durante la noche, momento en el que la bombilla LED ilumina el entorno. Para evitar que el cliente tenga que programar la hora de encendido y apagado, el panel fotovoltaico cuenta con un sensor que enciende el dispositivo LED en el momento que detecta falta de luminosidad y la apaga en cuanto vuelve a advertir una carga de la batería por efecto de la luz natural.

Este producto, cuyo modelo básico tiene un precio de en torno a los 900 euros, es el más apreciado por los consumidores domésticos, mientras que otros diseños iluminan carriles bici, aceras, carreteras e incluso las pistas del Aeropuerto de Madrid-Barajas.

Por lo que se refiere a los puntos de recarga para vehículos eléctricos, este socio de la empresa ha subrayado la dificultad para exportar debido a los diferentes estándares de conexión o de las distintas políticas de promoción de este transporte alternativo, pero ha insistido en el "liderazgo" que, a su juicio, ejerce en Castilla y León.

Según ha explicado, la empresa ha optado por centrarse en los puntos callejeros, dado que los domésticos "son a menudo instalados por el propio fabricante de los automóviles".

También ha destacado la importancia de que su empresa radique en Valladolid, ciudad donde se fabrica el primer modelo eléctrico cien por cien español, el Twizy de Renault, debido a la "promoción extra" que tiene en los medios y que hace que "la gente se plantee comprarlo".

Corredores del coche eléctrico

A la vez, ha hablado de "dos corredores" de puntos de recarga "claramente diferenciados" en la geografía española, como son el eje que conecta Palencia y Madrid a través de Valladolid, y el que se encuentra alrededor de Barcelona.

Emerix surgió en 2007 de la mano de varios socios, dos de ellos relacionados con Valladolid, que habían desarrollado hasta entonces su actividad en multinacionales de Alemania y Reino Unido.

En su origen, el proyecto se encaminaba a la prestación de servicios de consultoría. Sin embargo, la "dificultad" para vender intangibles provocada por la crisis llevó a sus responsables a iniciar el desarrollo de productos que, por sus características, a sus clientes "no les interesaba desarrollar".

Así nacieron las farolas solares, a las que se sumaron los puntos de recarga de coches eléctricos a partir de 2009, lo que le llevó a "dejar la consultoría un poco al margen".

Una de los valores que articulan la filosofía de esta empresa es que la innovación "es igual para todos", ya que "no hace falta ser una gran compañía con microscopios ni batas blancas para poder desarrollar nuevas ideas", lo que les permite "competir" con "grandes multinacionales" como Phillips o General Electric.

Productos "amigables"

"La innovación tiene que ver más con la velocidad que con el dinero", ha subrayado Aispuro, quien ha achacado a ello el que "grandes empresas fracasen a pesar de tener todos los recursos disponibles", frente a sus productos "amigables", los cuales son "fáciles de utilizar".

Entre sus clientes se encuentran constructoras como ACS, Acciona u OHL; cadenas comerciales como Tesco o Carrefour; empresas de telecomunicaciones como Portugal Telecom; de hoteles como Meliá; farmacéuticas como Bayer; energéticas como Gas Natural-Fenosa o Iberdrola, e incluso el Ayuntamiento de Madrid.

Asimismo, el grupo Emerix consta de las filiales Emerix Consulting, Merlin Electrolineras, Supernova Iluminación Sostenible y Oléctrica Infraestructuras y Servicios.