Un estudio revela que un 6,94% de los adolescentes españoles se da un atracón de comida

Un 6,94 por ciento de los jóvenes españoles de entre 12 y 18 años se dado un atracón de comida, síntoma de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA). Es una de las conclusiones de un estudio elaborado por Eduardo Fonseca-Pedrero, profesor del Departamento de Ciencias de la Educación de la Universidad de La Rioja, junto a tres profesores de la Universidad de Oviedo.
Adolescentes en la aentrada del instituto
Adolescentes en la aentrada del instituto
EUROPA PRESS
Adolescentes en la aentrada del instituto

Un 6,94 por ciento de los jóvenes españoles de entre 12 y 18 años se dado un atracón de comida, síntoma de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA). Es una de las conclusiones de un estudio elaborado por Eduardo Fonseca-Pedrero, profesor del Departamento de Ciencias de la Educación de la Universidad de La Rioja, junto a tres profesores de la Universidad de Oviedo.

Los resultados de este estudio se han publicado en la European Eating Disorders Review en forma de artículo: 'Explorando la relación entre las estrategias de afrontamiento y el atracón en adolescentes no clínicos', que firman Eduardo Fonseca-Pedrero (UR), junto a Susana Sierra-Baigrie, Serafín Lemos, Mercedes Paino, de la Universidad de Oviedo.

El objetivo de su investigación era "conocer la tasa de atracones entre los adolescentes y comprender qué estrategias de afrontamiento utilizaban aquellos adolescentes que tenían episodios de sobreingesta", ha informado la Universidad de La Rioja.

Muestra de 1.913 ADOLESCENTES

En este sentido, administraron una batería de test sobre una muestra de 1.913 adolescentes españoles con edades comprendidas entre los 12 y los 18 años. La principal conclusión es que, de ellos, el 6,94 por ciento de la muestra -esto es, unos 131 adolescentes- refirieron un atracón de comida en los 6 meses previos al estudio.

Los atracones son patrones desadaptativos de la conducta alimentaria que se caracterizan básicamente por un impulso irrefrenable de comer y por ingerir una gran cantidad de alimento en un corto periodo temporal.

Estos episodios de sobreingesta alimentaria se pueden encontrar presentes en la población general y son un síntoma nuclear, si bien no el único, de los TCA, como por ejemplo, la bulimia nerviosa o el trastorno por atracones.

Al mismo tiempo, las personas que tienen atracones de forma habitual, por ejemplo, una o dos veces por semana, tienen una mayor probabilidad de desarrollar en el futuro un TCA, de presentar sobrepeso u obesidad e incluso de padecer problemas de salud tanto mental como física.

Sin diferencias de sexo

Al contrario de lo que se pudiera pensar, no hubo diferencias estadísticamente significativas entre chicos y chicas en el porcentaje de atracones. Asimismo los jóvenes con episodios de sobreingesta compulsiva informaron utilizar más estrategias o formas de afrontamiento de tipo evitativo (huida) y no orientadas a encarar el problema directamente, cuando se les comparó con aquellos que no presentaban atracones.

Por estrategia de afrontamiento se entienden aquellos esfuerzos cognitivos y de comportamiento para manejar las demandas específicas externas del entorno o internas que desbordan los recursos del individuo. Esto quiere decir que algunos de los jóvenes que de vez en cuando se dan un "atracón" afrontan las demandas del entorno utilizando más estrategias de tipo autoinculparse, criticarse, no hacer nada, sentirse enfermos, llorar o gritar, esto es, comportamientos no orientados al problema per se. Al mismo tiempo utilizan menos estrategias de tipo abordar el problema de forma eficaz, buscar apoyos sociales, implicarse y trabajar en la búsqueda de una solución y/o preocuparse por la felicidad futura.

A pesar de las posibles limitaciones de la investigación, los resultados indican que los atracones son bastante frecuentes entre los adolescentes españoles y que están asociados a la utilización de estrategias de afrontamiento de evitación y no centradas en el afrontamiento directo del problema.

Los resultados de este estudio también ponen de manifiesto la importancia de la prevención a través de la potenciación y el desarrollo de formas eficaces de afrontar los problemas de los adolescentes, para así evitar el establecimiento de patrones de conducta alimentaria disfuncional que puedan, a la larga, contribuir al desarrollo de patologías alimentarias, como por ejemplo, la anorexia y bulimia nerviosas.

La prevención de este tipo de hábitos pasa sin duda alguna por la coordinación de todos los agentes que toman parte del mismo (familia, educadores, médicos, psicólogos, gobernantes, etc.) y por la implantación en los centros educativos de programas de prevención que pongan freno a este tipo de comportamientos trabajando la mejora y la potenciación de la autoestima, la imagen corporal, la gestión de las emociones, la ingesta de alimentos sanos y actividades deportivas y fomentando una perspectiva crítica hacia los modelos de estética promocionados en nuestra sociedad de consumo.

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