En Madrid se empieza a notar ya el volumen de médicos extranjeros que trabajan tanto en la sanidad privada como en la pública.

Las cifras dan cuenta de un aumento que, sin ser elevado, denota una tendencia que podría incrementarse con la apertura en los próximos años de los siete hospitales prometidos por el Gobierno regional.

Según datos del Colegio de Médicos de Madrid, el 5,6% de los 33.185 profesionales que ejercen en la comunidad son extranjeros. En los últimos cuatro años se han duplicado: han pasado de los 935 que había en 2002 a los 1.872 que hay ahora.

Mayoría latina, ausencia de chinos

La colonia latinoamericana es, con creces, la más numerosa. Por nacionalidades, son los cubanos los que más presencia tienen en Madrid, seguidos de argentinos, peruanos, colombianos y venezolanos. De la Unión Europea sobresalen los italianos, a los que siguen alemanes, rumanos y franceses. También destacan Ucrania y Bulgaria. Y no faltan profesionales de Siria, Jordania y Marruecos.

La ausencia más notoria es la de médicos chinos, aunque en algunos centros públicos de la región trabajan galenos de ese país que ya han obtenido la nacionalidad española y que figuran como autóctonos.

"Es importante que la gente esté atenta a los doctores chinos que se anuncian, pues muchos no tienen la acreditación", dicen desde el Colegio de Médicos.

Faltan pediatras

Miguel Ángel García, coordinador de estudios de la Fundación Cesm (el sindicato de médicos), cree que en el gremio no existe, de momento, la sensación de que estén viniendo muchos médicos extranjeros, sobre todo porque no hay déficit de especialistas españoles. Por ahora, y sólo como una opinión, el Cesm  cree que los extranjeros acaban más en el sector privado.

"Lo que no tenemos claro es qué va a ocurrir cuando se abran los nuevos hospitales públicos. Es previsible que haya que tirar de extranjeros, porque en algunas especialidades las plazas son difíciles de cubrir", dice García.

Entre ellas, destacan pediatría, urología y traumatología. El Cesm cree que se deben incrementar los controles en el proceso de homologación de los médicos extranjeros. "Nos preocupan las convalidaciones y el idioma".

Raffaele Carraro endocrino, 50 años.

"La gente es muy abierta"

Raffaele Carraro no tuvo  problemas para ejercer en España. Este médico italiano vino en 1993 para continuar una investigación, se casó con una madrileña y se quedó.

Ahora es el responsable de la unidad de obesidad de La Princesa y confiesa que, por el idioma, le supuso un "esfuerzo" la comunicación con los pacientes. "Aunque la gente es muy abierta", dice.

Daniel Castellano oncólogo, 40 años.

"Me quedé a investigar"

Este oncólogo argentino llegó a Madrid hace diez años para mejorar su formación con un posgrado. "Como suele ocurrir, prolongué mi beca, acabé comprometiéndome con los proyectos de investigación y el trabajo asistencial, y me quedé", explica.

Castellano notó al inicio de su carrera que los pacientes le preguntaban por su formación, pero ya no lo hacen y él se siente igual de respetado que sus colegas españoles.