La Policía Nacional de Burgos ha identificado a tres jóvenes mendigas a quienes se acusa, por el momento, de al menos seis hurtos en domicilios de la ciudad, según informaron fuentes de la Subdelegación del Gobierno en la provincia.

El pasado domingo, por la tarde, la policía fue alertada de la presencia de tres muchachas que llevaban en brazos a dos niñas y que mendigaban, puerta a puerta, por los inmuebles de la Avenida del Cid.

Con la excusa de solicitar el uso del aseo para las niñas o de alimentos para darles de comer, se aprovechan de la buena fe de las personas que les permiten entrar en sus casas y mientras unas entretenían a las víctimas, las otras, en un descuido, registraban las habitaciones y sustraían joyas, dinero y cualquier otro objeto valioso que encontraran, en especial juegos de llaves de los domicilios, como es el caso.

Con las llaves en su poder, volvían pasado un tiempo y, tras asegurarse de que no estaban los vecinos en casa, accedían a las viviendas sin necesidad de forzar las cerraduras, registraban con tranquilidad y desvalijaban el piso entero.

Este procedimiento viene siendo practicado desde hace tiempo en diferentes ciudades españolas y explica que los autores consigan entrar en domicilios dotados de puertas de seguridad sin causar ningún tipo de daños en las cerraduras.

Las víctimas, pasado el tiempo, no suelen reparar en que "se les había extraviado" un juego de llaves o ni siquiera lo habían echado en falta.

En Burgos ya se habían detectado dos robos por este sistema. De hecho, en las últimas semanas se habían recibido en comisaría algunas denuncias de hurto en viviendas por parte de mujeres que han utilizado este procedimiento, de los que han sido víctimas tanto menores de edad que se encontraban solos en casa como personas de avanzada edad que les permitían la entrada.

El pasado domingo, las mujeres fueron interceptadas cuando salían de un piso habitado por una anciana de casi 90 años y fueron trasladadas a la comisaría para su identificación. A una de ellas le fue ocupado un juego de llaves de una vivienda y ocho euros en efectivo, que decía que eran de su propiedad. Sin embargo, las investigaciones permitieron constatar que no le pertenecían y que las había sustraído en el domicilio del que salían cuando fueron interceptadas por los agentes, aunque su dueña no las había echado en falta.