Un año de prisión para dos informáticos por plagiar un programa de su antigua empresa

El Juzgado de lo Penal número 3 de Santander ha condenado a un año de prisión, multa de 2.160 euros e indemnización de 9.000 euros a dos informáticos que plagiaron un programa de su anterior empresa, en cuyo desarrollo trabajaron, y del que hicieron una copia "evolucionada" en la sociedad que montaron al marcharse de esta compañía.

El Juzgado de lo Penal número 3 de Santander ha condenado a un año de prisión, multa de 2.160 euros e indemnización de 9.000 euros a dos informáticos que plagiaron un programa de su anterior empresa, en cuyo desarrollo trabajaron, y del que hicieron una copia "evolucionada" en la sociedad que montaron al marcharse de esta compañía.

Según relata la sentencia, los acusados trabajaron hasta 2002 y 2003, respectivamente, en los servicios de desarrollo de software y desarrollo informático de una empresa.

Durante el tiempo que trabajaron allí como programadores. ambos tuvieron acceso a las fuentes de aplicaciones informáticas y los programas propiedad de esta compañía.

En abril de 2003 (tres meses después de que el segundo de ellos abandonara la empresa), los dos constituyeron una sociedad para la explotación de un negocio de desarrollo de aplicaciones informáticas.

El Juzgado considera probado que en el desarrollo de esa actividad utilizaron, con conocimiento de ello y sin autorización, elementos tomados de una aplicación informática de contabilidad que habían desarrollado en la empresa de la que procedían, que "plagiaron" en una copia "evolucionada".

La comercializaban a un precio de 350 euros, cuando la empresa la vendía a 1.500 euros, como ellos sabían por su paso por aquella empresa.

Ellos alegaban que no era una copia, ya que en realidad todos los programas de contabilidad resultan "similares" y "se parecen siempre" al ser materias "muy estrictas", añadiendo igualmente que los programadores suelen salir de los mismos centros de formación.

Además señalaban que no tenían acceso ni al programa original ni a su código fuente, ya que sólo se ocupaban de "tareas puntuales".

En consecuencia, en el juicio sostuvieron que desarrollaron el nuevo programa sin conocer el anterior, y que esa versión en realidad nunca llegó a estar completamente acabado.

El programa en que trabajaron ellos empleaba, afirmaron, códigos fuentes y documentación libres que se intercambiaban a través de Internet.

Pero empleados de la empresa original aseguraron que estos si tenían acceso al programa, como todos los programadores de la compañía.

En la vista, un perito informático concluyó que el programa que desarrollaron ellos era una "versión evolucionada" del otro, y que se había "reutilizado" parte del código, con ficheros "completamente idénticos", al igual que ciertas "deficiencias" en el original que se repitieron en la copia.

La sentencia también les impone el comiso y destrucción del programa y del código fuente empleado.

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